La Vanguardia (1ª edición)

Prisionero de la política

El régimen iraní mantiene encarcelad­o al correspons­al de ‘The Washington Post’ y lo utiliza como moneda de cambio

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El acuerdo nuclear no incluye un canje de prisionero­s, aunque de ellos se ha hablado también durante las largas negociacio­nes en Viena. La delegación norteameri­cana puso encima de la mesa el caso del periodista Jason Rezaian, correspons­al de The Washington Post, encarcelad­o hace casi un año por un delito de espionaje.

La acusación carece de fundamento, según ha señalado el propio presidente Barack Obama. “No descansare­mos hasta traerlo a él y su familia de vuelta a casa”.

Martin Baron, director de The Washington Post, indicó el lunes en un comunicado que el proceso “es una pesadilla que debería haber terminado hace mucho tiempo”. Pidió al Gobierno iraní “un juicio rápido y justo” que termine en la absolución.

Rezaian fue detenido el 22 de julio del 2014 junto a su esposa, Yeganeh Salehi, correspons­al de un dia- rio de los Emiratos Árabes Unidos. Los iraníes consideran que son espías y que “han recogido informacio­nes confidenci­ales”, “colaborado con gobierno hostiles” y publicado “propaganda contra el régimen”.

El juicio se inició hace tres meses en el sala 15 del Tribunal Revolucio- nario de Teherán, especializ­ada en casos políticos que afectan a la seguridad nacional. Se han celebrado tres vistas, la última este lunes. Son a puerta cerrada. Ni siquiera su familia puede estar presente. A Rezaian, reo en la prisión de Evin, lo metieron en el tribunal por una puerta trasera para que ni la prensa pudiera sacar una imagen.

La defensa la ejerce Leila Ahsan, una abogada de oficio que tiene prohibido hacer declaracio­nes. A la familia le dijo el lunes que el juicio ha vuelto a suspenders­e sine die.

Rezaian, de 39 años, se declara inocente. Tiene doble nacionalid­ad –iraní y norteameri­cana–, aunque las autoridade­s iraníes sólo le reconocen la iraní. Es correspons­al del Post desde el 2012 y ha entrevista­do a los primeros espadas del régimen iraní. El ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Javad Zarif, ha afirmado que es su amigo y que espera verlo pronto en libertad.

La delegación estadounid­ense en las negociacio­nes sobre el programa nuclear ha pedido su liberación y también la de otros dos estadounid­enses encarcelad­os en Irán, un marine en la reserva y un clérigo cristiano.

La delegación iraní, por su parte, insisten en que hay 60 iraníes encarcelad­os “injustamen­te” en Estados Unidos que también deben ser liberados. La versión final del acuerdo no incluye ninguna referencia a un canje de prisionero­s.

El caso de Rezaian ha vuelto a poner en evidencia los límites a la libertad de expresión en Irán y la falta de garantías judiciales. Se enfrenta a una pena que puede ir de los diez a los veinte años.

Teherán pide a Washington que libere a 60 presos iraníes a cambio de tres norteameri­canos

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Rezaian en tiempos más felices

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