Imágenes que llaman a la acción
Las redes sociales se convierten en un poderoso medio para luchar contra las injusticias y ensalzar los valores humanos
Muchas son las voces que se alzan contra la globalización informativa de las redes y de la saturación que tanta información causa en los ciudadanos. Es posible. Pero a nadie se le escapa el poder que tienen las redes sociales, que permiten que en un instante, sólo uno, decenas de miles de personas se movilicen a favor o en contra de algo o de alguien y que se genere un verdadero tsunami llamando a la acción. Una fuerza arrolladora que, bien empleada, podría cambiar el mundo.
Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con la imagen de Daniel Cabrera, de 9 años, tomada por una estudiante en una calle de Cebu (Filipinas). El pequeño hacía sus deberes bajo la luz que desprendía un McDonald’s (véase La Vanguardia del lunes). La joven Joyce Torrefranca colgó la fotografía en su página de Facebook y de ahí, a través de los botones de like y el de compartir viajó a todos los puntos del planeta en apenas un par de días. Una televisión filipina quiso saber quién era el niño (un sintecho que dormitaba en las calles junto con su madre y dos hermanos) y a los pocos minutos un político local había movido los hilos para conseguir dar una beca a esta pequeño filipino.
Casos como este no faltan. En España sin ir más lejos hace unos meses vivimos una historia similar en noviembre. El fotógrafo Andrés Kudacki (AP) inmortalizó el dolor en el rostro de una mujer de 85 años, Carmen Martínez. Estaba siendo desahuciada de su casa de toda la vida, en el barrio de Vallecas. La indignación y la solidaridad se unieron en las redes en un único grito. Tanto, que el equipo del barrio, el Rayo Vallecano dio un paso al frente y recaudó dinero para ayudar a su vecina, mientras el entrenador Paco Jémez se ofrecía a pagar un alquiler hasta que el Ayuntamiento encontrara una salida para Carmen, como al final hizo.
O un caso más reciente, el de Leo- nor Pérez, de 60 años, a la que el Gobierno de Canarias le había negado una vivienda baja pese a que se veía obligada a cargar a diario con su hijo discapacitado de 40 años y 80 kilos de peso los tres pisos que distan hasta su domicilio. La fotografía de Gerardo Montesdeoca se convirtió en viral como prueba de la sinrazón de los gobernantes. Miles de firmas pidieron una solución y a los pocos días llegó: el Gobierno canario ofreció un asistente, a la espera de encontrar una vivienda baja.
Imágenes que recogen situaciones vergonzosas, que obligan al ciudadano a dar un paso al frente, movilizarse, pedir justicia y hasta ofrecer lo que tiene con el único objetivo de paliar el dolor, el sufrimiento ajeno. La solidaridad en estado puro.
Pero hay otras imágenes que no buscan la acción inmediata, pero se convierten en virales porque sencillamente apuntan directamente al corazón. Son fotografías que nos recuerdan que los valores que hacen al hombre humano están ahí. Amistad, familia, apoyo mutuo, amistad... La esencia de la vida, esa esencia que nada tiene que ver con lo material ni lo práctico, que nos iguala. Es el caso de la imagen de dos niñas, Maliyah Jones, de 5 años y Madelina DeLuca, de 2, enfermas
Hay fotografías en la red que apelan a lo más profundo del ser humano y que impulsan a actuar
de cáncer que se abrazan mientras miran desde la ventana del hospital pediátrico de Pittsburgh, en Estados Unidos. La fotografía fue tomada por la madre de una de las pequeñas. Su tierno abrazo se ha compartido en medio punto.
O la foto que el italiano Giancarlo Murisciano compartió en Facebook el 31 de diciembre pasado. En ella aparece él sosteniendo en brazos a su abuela Antonia, de 87 años y enferma de alzheimer.
Y en medio, mensajes de desesperación en busca de apoyo, sólo apoyo, como el de Rachael Farrokh, una actriz estadounidense de 37 años que padece de anorexia nerviosa. En un vídeo, pide ayuda para no morir. Pesaba 20 kilogramos. Los mensajes de apoyo no se hicieron esperar y fueron de tal calibre que Farrokh encontró en ellos el impulso para luchar. Hace unos días informó de que ya se puede levantar por sí sola.