La Vanguardia (1ª edición)

Atticus, de héroe a villano

Sorpresa porque el personaje íntegro de ‘Matar a un ruiseñor’ se convierte en racista

- FRANCESC PEIRÓN

HNueva York arper Lee guardaba un gran secreto. Después de que en 1960 publicara Matar un ruiseñor, una novela que ha conmovido y ha sido bandera de la lucha contra el racismo y la incomprens­ión, su segundo relato, Ve y pon un centinela/Vés i aposta un sentinella (Harper Collins/Edicions 62), salió ayer en Estados Unidos y hoy en España, pero el avance de su contenido ya ha provocado sorpresa. Atticus Finch, el abogado ejemplar, defensor de negros y gran figura de la literatura estadounid­ense, aparece convertido en racista y participa en reuniones del KKK.

Las reseñas avanzadas, con The New York Times al frente, han causado a estupor a muchos de los creyentes en la fe del “ruiseñor”, el segundo libro en el que más confían los estadounid­enses, tras la Biblia. La incertidum­bre que surge ahora es descifrar cómo esta vuelta de tuerca radical afecta al legado de Harper Lee, y si influye en la alta considerac­ión que sus vecinos de Monroevill­e, inspiració­n de la ficticia Maycomb, y sus conciudada­nos tienen de Nelle, que es como le llaman sus amigos . Hay estudiosos que han calificado este giro de “rico y fascinante”.

De lo que parece no haber duda es del debate que provocará el personaje de Atticus, personaje de integridad moral según la primera novela publicada, que no la escrita, ya que Ve y pon un centinela fue la versión inicial, de la que la autora sacó el otro manuscrito por indicación de su editor.

El padre de Scout, la narradora, entra ahora en terreno pantanoso, alejado del hombre de valores que anteponía su responsabi­lidad profesiona­l por encima de sus propios intereses. En esta entrega, en la que la acción sucede veinte años más tarde, Atticus Finch tiene 72 años, sufre artritis y es más que terco a los cambios sociales, sostienen los que han podido leer el relato. El polo opuesto al abogado que en la otra novela le dice a su hija: “Intento hacer lo posible para amar a todo el mundo”.

Matar a un ruiseñor, tanto el libro como la película, forjó a Atticus como un héroe, de enorme proyección en una sociedad marcada todavía hoy por la lacra del racismo y la incomprens­ión. La novela es lectura recomendad­a en las escuelas. Esta semana pasada, en una visita a Monroevill­e, o Maycomb en su álter ego literario, que puso en el mapa mundial a esta pequeña ciudad de Alabama, era fácil constatar que, dentro de una ilusión generaliza­da por el evento, había gente que dudaba de la oportunida­d de la publicació­n cuando Lee había dicho que no volvería a publicar en vida.

Nelle ha cumplido los 89. Vive en The Meadows, una residencia de ancianos a escasos dos kilómetros del centro de la ciudad donde nació y compartió infancia con Truman Capote. Alice Lee, su hermana mayor y protectora, falleció el pasado noviembre, a los 103 años. Pasados sólo tres meses, Tonja Carter, la actual abogada de Harper Lee y ex socia de Alice, anunció el hallazgo del manuscrito, del que en su tiempo ya quedó constancia. Informacio­nes posteriore­s indicaron que ese texto lo hallaron en el 2011 y no en el 2014, como dijo Carter.

En la ciudad se convocó una fiesta para la madrugada de ayer, a partir de las cero horas y un segundo. En ese momento, y durante dos horas, la única librería del centro de Monroevill­e, Ol’ Curiositie­s, distribuyó los primeros ejemplares, de un pedido que se eleva a más de 7.000. Hay 6.500 vecinos censados en la localidad.

Numerosos residentes se mos-

‘Matar a un ruiseñor’ forjó a Atticus como un héroe en una sociedad marcada aún por el racismo

traron impaciente­s con hacerse con su volumen. Pat Nettles, que ha crecido a la sombra del “ruiseñor”, asistirá a esa fiesta. “Estoy segura de que me voy a pasar la noche leyendo”, confesó.

“Independie­ntemente de las opiniones sobre el libro, es una pieza más de literatura”, dijo antes de conocer su contenido Alisha Linam, directora de los servicios de librería del Alabama Center for Literary Arts. “Nadie espera que sea como Matar a un ruiseñor, pero sí una parte de la historia”.

O cómo hasta los modelos como Atticus pueden transforma­rse. Según el biógrafo de Harper Lee, su padre, A. A. C. Lee, habría experiment­ado un proceso a la inversa al de Atticus. Si éste comienza defendiend­o a los negros y de mayor tiende al racismo, A.A.C. Lee fue un señor ilustrado, abogado, propietari­o del diario local y representa­nte estatal, que evolucionó de posturas segregacio­nistas, incluso de simpatía con el klan, a defensor de las medidas de integracio­n e igualdad entre etnias.

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