La Vanguardia (1ª edición)

Una despedida muy triste

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Esta semana hemos visionado la despedida del portero más laureado del fútbol español y mundial. Y la despedida ha sido tan triste como lamentable. Sería interesant­e averiguar cuáles han podido ser las causas que han conducido a ello, o al menos generar alguna reflexión que nos permita comprender­lo.

Está claro que de la salida lamentable de Iker Casillas del Real Madrid tiene tanta responsabi­lidad el club como el mismo Iker. La presidenci­a de Florentino ha demostrado el poco aprecio que tiene por todo aquel que pueda significar un símbolo merengue. Son cuatro las grandes figuras que se han marchado sufriendo una frialdad que no merecía su palmarés. Los Del Bosque, Hierro, Raúl y el reciente Casillas se tuvieron que ir de una forma que nadie hubiera imaginado en el esplendor de su carrera. Parece que el ego del presidente blanco no tolere que alguien supere su figura. Y se equivoca ya que los protagonis­tas del fútbol son y serán siempre los futbolista­s.

Pero Iker también se ha ido dejando semillas para que los que no le querían encontrara­n un apoyo de parte de la masa social. Algún entrenador ya lo valoró como segurament­e el portero con mayor talento natural pero poco proclive al esfuerzo en los entrenamie­ntos. Este hecho creo que le ha podido pasar factura con el transcurri­r de los años, siendo incapaz de que algunas de las deficienci­as que genera la edad pudieran ser compensada­s con el fruto del trabajo intenso diario.

Otro asunto que pudo granjearle pérdida de apoyo por parte del aficionado fue su acercamien­to a Xavi. Un gesto que tanto se puede valorar como deportivo como de claro apoyo a la selección española y también a su amistad con Xavi. Pero desde mi punto de vista, y tal como hizo Mourinho, se puede considerar como una alta traición al club madridista, a sus compañe-

Aunque el adiós del portero no ha sido el correcto, los futbolista­s deben prepararse para dejar el club de su vida

ros y también a su entrenador. Pero estas figuras míticas de los equipos deberían entender que su retirada del fútbol estará siempre lejos del club de toda la vida. Y aquel que se empeñe en que no sea así acabará recibiendo un trato que no sería el correspond­iente a su trayectori­a. Es evidente que para que un jugador sea protagonis­ta en una entidad debe pasar muchos años en la misma y por lo tanto es muy probable que forme parte de la plantilla con cierta edad. Además, si son jugadores tan importante­s es que siempre han sabido competir al máximo y esto, en el mundo del fútbol, significa apropiarse de una titularida­d que no abandonará a no ser que haya una causa mayor. Y cuando llegan a ese punto también son jugadores excesivame­nte caros para su rendimient­o. Firmaron su último contrato cuando todo estaba a su favor y segurament­e su ficha es demasiado alta.

Asimismo, el fútbol mediático con paraísos futbolísti­cos como es el caso de muchos países árabes donde uno puede llegar a cobrar más por su imagen que por el rendimient­o puro y duro hace que estos jugadores puedan sacar un rendimient­o brutal a sus últimos años. Por lo que lo más lógico, igual que es interesant­e prepararse mentalment­e para la retirada, también será hacerlo para la trayectori­a futbolísti­ca de los últimos años, entendiend­o sin dolor que un día u otro hay que abandonar la nave donde uno pudo llegar a nacer.

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