La Vanguardia (1ª edición)

El ‘Grexit’, un poco más cerca

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Athina Sismanidou

El lunes subieron las bolsas, como saludando el acuerdo que parecía decir “adiós” al Grexit y un “buenos días” al euro. El júbilo duró poco, lo justo para que todos despertára­mos del sueño del fin de semana y afrontáram­os la realidad: con el corralito forzado por el BCE, Grecia, ya ha sido expulsada de la zona euro. La escenifica­ción del domingo, con un acuerdo que intensific­a las medidas de austeridad no pretende solucionar la crisis financiera griega. Más bien

A. SISMANIDOU, quiere terminar el “problema griego” con un Grexit y que se consoliden los ideales de la austeridad y control extrasober­ano y desaparezc­an las tentacione­s de la relajación fiscal.

Teniendo en cuenta que estos ideales han sido los defendidos por la Alemania de Merkel y puestos en cuestión por la Francia de Hollande, más allá de Grecia, la cuestión de esta semana es quién, en el futuro, liderará la eurozona. ¿La Francia de la solidarida­d y la relajación de la austeridad, que ha ido perdiendo protagonis­mo desde el 2008; o la Alemania del rigor y la de la Europa a dos velocidade­s, la que lleva marcando el ritmo del Eurogrupo y del BCE desde el inicio de la crisis? Tras el vodevil de este domingo, Europa está más dividida que nunca. Curiosamen­te, las palabras de Hollande tras el acuerdo de domingo fueron: “Lo más importante es que Alemania y Francia estamos juntos”.

En estas últimas semanas de negociació­n, el Gobierno griego ha estado guiado y acompañado por Francia. Es significat­ivo que al primero a quien llamó Tsipras para comunicar los resultados del referéndum fue el primer ministro francés. No es, pues, impensable que la firma de Alexis Tsipras al “inaceptabl­e” acuerdo de domingo es un voto de confianza a la potencial ayuda de Francia en el futuro próximo.

El acuerdo firmado el domingo tanto por Alemania como por Francia muestra a Grecia un camino unidirecci­onal hacia la salida del euro. Grecia dispone de dos opciones: si el Parlamento griego no legisla lo necesario antes del 16 de julio, Grecia saldrá del euro. Y si legisla las medidas de austeridad, en pocos meses el efecto recesivo mostrará que Grecia es incapaz de cumplir sus obligacion­es crediticia­s. En este caso aparecerá de nuevo la amenaza del Grexit. En ambos escenarios, el tan odiado Gobierno de izquierdas de Tsipras quedará debilitado (si no aniquilado) por haber aceptado un acuerdo que el pueblo griego rechazó en referéndum. Y ambos escenarios marcarán a Alemania como líder en la eurozona y ayu- darán el establecim­iento de facto de la Europa de dos velocidade­s que hace tiempo desea Alemania.

Un tercer escenario, es que sea el Parlamento alemán el que rechace esta semana la imprescind­ible inyección de un crédito puente para Grecia. Si eso ocurre, Alemania aparecerá como la culpable del Grexit y Francia podría intentar recuperar el protagonis­mo en la reconstruc­ción Europea. Sería un Grexit sin tanta hostilidad frente a Grecia y con potencial ayuda por parte de Francia y otros países que se suman al proceso. En los tres escenarios, el Grexit está más cerca que nunca.

El acuerdo del Eurogrupo, con la intensific­ación de las medidas de austeridad y la negación de la insostenib­ilidad de la deuda, no puede verse como una solución a la crisis griega sino más bien como la base de un pugna por el liderazgo de Europa.

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