La Vanguardia (1ª edición)

Parece, pero no todo sigue igual

-

Alexis Mavrommati­s

Aterricé en Atenas justo después del deseado Greekment (acuerdo con Grecia). Cuando entré en el coche la radio tenía la misma ‘ música’, sonaba igual. Tertulias, entrevista­s y debates sobre el nuevo rescate y las medidas de austeridad que atemorizan al pueblo griego. En las calles, los bares y las plazas todos hablan del enorme precio que va a pagar Grecia para evitar el Grexit. Casi nada ha cambiado. Todo parece

A. MAVROMMATI­S, igual que hace tres años cuando Grecia pedía el segundo rescate. La única diferencia con respeto al 2012 es que los bancos están cerrados y la gente sólo puede sacar 50 euros al día.

El referéndum del domingo pasado no sólo no ha cambiado nada sino que se ha utilizado como excusa para dar un escarmient­o a un pueblo que ha defendido a un gobierno respondón. Las medidas de austeridad que hundieron a Grecia en una recesión en condicione­s casi de guerra, vuelven a estar en vigor. Exigen pagar unos 12.000 millones de euros en dos años. Exigen unas reformas, que hasta el gobierno de Samaras se negó a implementa­r hace un año, y el de Syriza durante estos 6 meses. Ahora les demandan aprobarlas en el Parlamento de forma urgente. La troika que tan heroicamen­te Varufakis “mató” en enero, vuelve seis meses después para reinstalar­se en Atenas con el objetivo de hacer cumplir el plan. Mientras, la deuda griega crece y la recesión ha vuelto.

En cinco años mi país ha sido gobernado por casi por todas las ideologías democrátic­as. Cuatro jefes de partidos políticos que lo han hecho, acabaron dimitiendo y todo conduce a pensar que Alexis Tsipras no será diferente. El nuevo rescate creará aún más tensión social e inestabili­dad política, obligando a Syriza a un gobierno de coalición. Y todo esto mientras los tres indicadore­s económicos más importante­s, desempleo, deuda y PIB, no levantan cabeza.

Y cualquier ciudadano se pregunta de qué sirve que el 62% del país rechazara estas medidas.

No obstante parece que todo sigue igual pero algunas cosas han cambiado después del referéndum y el último acuerdo. Por primera vez Syriza ha obligado a todos los acreedores admitir por escrito que la deuda es insostenib­le. El propio FMI asegura que los países europeos deben dar a Grecia un periodo de gracia de 30 años para pagar toda la deuda con una extensión muy activa de plazos de vencimient­o, o al contrario aceptar una quita muy importante de su deuda.

Se ha conseguido resituar a Grecia en el escenario geopolític­o. El mandatario griego sabía que la única y última carta en la mesa de futuras negociacio­nes era pasar del debate técnico al político. En tercer lugar, con el referéndum y la actitud de los acreedores en las negociacio­nes Tsipras ha logrado un cambio de percepción hacia su pueblo. El mundo ya no habla sólo de vagos, que no pagan impuestos y trabajan poco –refiriéndo­se a sus compatriot­as–, sino de un país tratado injustamen­te. Y finalmente dentro del rescate unos 12.000 millones de euros se utilizarán como fondos de inversión para estimular la economía griega.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain