La crisis no impulsa el desarrollo tecnológico de las pymes
“En el 2013 empezó la senda de la mejoría vivida en el 2014 y 2015”, afirmó ayer Modest Guinjoan, el director de Economía de la patronal Pimec, durante el acto de presentación del anuario de la pyme catalana 2015. La publicación de este documento, que analiza la situación global de 80.000 empresas, sirvió para que los respon-sables de Pimec expresaran su optimismo respecto a la situación económica actual: en el 2014 creció en un 1,5% el número de centros manufactureros en Catalunya. Esta mejora, sin embargo, contrasta con el bajo desarrollo tecnológico experimentado por las pymes catalanas entre el 2009 y el 2013. Según el informe, la crisis no ha servido para que se incre- mente el número empresas con un alto desarrollo tecnológico.
La edición de este año del anuario centra su atención en las ventajas de las pymes de alta intensidad tecnológica (básicamente sectores informático, farmacéutico y óptico). Todas ellas destacan por tener una mayor rentabilidad financiera y por su carácter exportador: el 36% de ellas vende al extranjero, mientras que la media catalana se sitúa en un 27%. Además son estas empresas las que ofrecen unos mejores salarios a sus empleados, según el estudio.
Pese a esta mayor competitividad, las pymes de alta intensidad tecnológica sólo representaron en el 2014 un 2,8% respecto al total, una cifra ligeramente superior al 2,4% del 2008. Este leve crecimiento también ha sido experimentado por las empresas con un intensidad tecnológica media-alta (sector químico y metalúrgico). Durante los últimos cuatro años, estas han pasado de representar un 15,7% a un 16,5%.
“Cuando una empresa se encuentra con el agua en el cuello, no tiene la oportunidad para innovar”, reconoció Josep González, presidente de Pimec. También criticó que las pequeñas empresas “no suelen beneficiarse del conocimiento generado por las universidades, a diferencia de las multinacionales”.
Guinjoan defendió en cambio que el estudio no refleja todos los esfuerzos realizados, porque sólo valora la tecnología incluida en los productos finales e ignora la innovación tecnológica en procesos de producción.