El 27-S acelera la refundación de CDC
La ruptura con UDC y el pacto de la lista con ERC facilitan la imagen de que el partido cambia
¿Quién se acuerda de que CDC está en pleno proceso de refundación? Hace un año –se cumple el día 25– todas las luces de alarma saltaron a raíz de la confesión del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol de que él y su familia habían tenido dinero opaco en Andorra, y ante ello el partido se impuso un remedio de urgencia con el objetivo de intentar superar la fuerte sacudida provocada por tan inesperado trance. “CDC debe refundarse para seguir sien- do una herramienta de éxito”, declaraba el 1 de agosto el nuevo número dos del partido, Josep Rull, en una entrevista en La Vanguardia. Y a partir de aquí puso en marcha toda su maquinaria para hacer frente a un ambicioso proceso de reconversión interna.
La dirección de CDC confeccionó un documento de trabajo con las bases de la refundación en tres ejes: el nacional (el camino hacia la independencia a través del 27-S), el económico y social (el compromiso inequívoco con la justicia social) y el ético (la lucha contra la corrupción y en favor de la transparencia). Puso en marcha la preparación de una convención nacional para el mes de julio que debía aprobar el llamado manifiesto del partido a modo de cuerpo doctrinal, empezar a trabajar en las ponencias ideológica y estratégica que después recibirían luz verde en un congreso, y trazar las líneas maestras del programa electoral del 27-S. Y anun- ció la celebración de un congreso de refundación para después de las elecciones generales españolas, entre diciembre del 2015 y como máximo febrero del 2016, a modo de culminación de todo el proceso. Un proceso que no se preveía ni mucho menos fácil, con un debate interno que se presumía complejo y con una capacidad de traslación de los resultados a la opinión pública que ofrecía dudas más que razonables.
Un año despues, sin embargo, la realidad es muy distinta. Las dificultades no han sido tales y, muy al contrario, se han ido sorteando con mucha más facilidad y rapidez de la prevista. La clave es que los acontecimientos en relación al 27-S se han precipitado de tal forma, sobre todo en los últimos meses y semanas, que han tenido un efecto balsámico que ha acelerado de manera determinante el camino de la refundación de CDC. No es que la dirección del partido no haya tenido que hacer nada, a diferencia de lo que tenía programado, pero los hechos le han venido rodados: desde la ruptura con UDC, hace un mes, y la consiguiente y práctica desaparición de las siglas de CiU del mapa político, hasta el acuerdo de este se- mana sobre lista soberanista unitaria alcanzado con ERC y las entidades de la sociedad civil, todo ha contribuido a transmitir de forma decisiva la imagen de que CDC está cambiando y ya no es la misma de antes. Y esta sola circunstancia permite a la cúpula de la formación respirar tranquila sobre la marcha del proceso de reconversión interna emprendido.
La separación de UDC, por un lado, lejos de resultar traumática, ha significado un alivio para CDC, que desde la ruptura se está mostrando y expresando con una claridad desconocida, no ya sólo en el discurso nacional con un mensaje nítido y sin ambigüedades en favor de la independencia –el adiós definitivo, esta vez sí, a la puta i la ramoneta–, sino también en el terreno social con iniciativas propias con un acento muy marcado como las presentadas en el Congreso en relación a las pensio- nes para los parados mayores de 55 años, promovida por la UGT, o al caso de Grecia. La consecución del pacto con ERC sobre la lista unitaria para el 27-S, por otra parte, sobre todo en la medida en que se basa en los parámetros que desde el primer momento había puesto sobre la mesa Artur Mas y que reafirma el carácter plebiscitario de la cita con las urnas, le permite recuperar tanto la iniciativa política como el liderazgo del
CDC celebra hoy la convención nacional, el primer gran acto de la reconversión interna