Pierre Casiraghi se casa en la isla de su suegro
Beatrice Borromeo y Pierre Casiraghi celebraron su enlace religioso en el islote San Giovanni
Este es el sueño de cualquier oficina de turismo: a partir del martes, por carretera, tren o por el lago Maggiore, se multiplicará el número habitual de turistas que visitan tres de las islas Borromea. Y muy especialmente el castillo Borromeo, en Angera, a unos 65 kilómetros de Milán. A ver si aún flota el perfume de la juventud dorada por la fortuna y el sol que, desde el viernes hasta esta madrugada, consumió el segundo fin de semana con la boda, ésta pasada por agua, de Beatrice Borromeo y Pierre Casiraghi. Una segunda boda, esta vez, religiosa, en el islote San Giovanni, privadísimo espacio de vacaciones del padre de la novia, Carlo Ferdinando Borromeo, conde de Arona. El islote, enmascarado por espesa vegetación, dista 150 metros de la costa. En tierra fueron recibidos el viernes los primeros invitados. Y ayer, el cóctel vespertino y la cena ocuparon los jardines de hierbas aromáticas, plantas medicinales y huerto y los salones con paredes cubiertas por frescos renacentistas, de la fortaleza que domina la costa meridional del lago, propiedad de la Casa Visconti, adquirida en 1449 por los Borromeo.
La novia, que el 18 de agosto celebra sus 30 años, escogió como testigo a su abuela, Marta Marzotto, célebre diseñadora de moda. Y Pierre –28 años el próximo 5 de septiem- bre– eligió a su hermano y socio Andrea Casiraghi.
Hubo pleno de familias, incluida la pequeña Angera, 10 años, hija mayor de Isabella Borromeo –primogénita del conde: la tuvo con la modelo Marion Zota, su esposa– y de un rey del petróleo, el italiano Ugo Brachetti Peretti, matrimonio bendecido el 2005, en otra de las islas Borromeas. El nombre de la niña es el de la ciudad que acoge el castillo familiar. Tampoco faltó Paola Marzotto, madre de la novia y de Carlo, único hijo del conde.
Abierto al turismo cada día, de marzo a octubre, y de 9 a 17.30 h–24 euros la entrada conjunta para visitar el castillo y tres islas– la “zona Borromeo”, en esta cotizada región en la que tienen casa celebridades como George Clooney, fue cerrada hasta el martes.
Turismo privado y de lujo, entonces. La princesa Carolina de Mónaco y sus hijas Carlota Casiraghi y Alejandra de Hannover, recorrieron el lago en barca. Y luego, más vestidas, se reunieron con Gad Elmaleh, su Raphaël en brazos, quien conversaba con Andrea Casiraghi, cargado a su vez con el pequeño Sa-
El islote San Giovanni pertenece al padre de la novia, Carlo Ferdinando Borromeo, conde de Arona
sha. Su esposa, Tatiana Santo Domingo formaba parte del grupo de amigas: Bianca Brandolini, Margherita Missoni... Y la princesa Alejandra de Hannover paseaba con sus primos Luis, Paulina Ducruet y Camille Gottlieb, hijos de la princesa Estefanía.
Detalle importante: si el modelo de Alberta Ferretti que vestía Béatrice cuesta 4.455 euros en el portal Netaporter, por 39,95 euros, y en Zara, se encuentra –¿hasta cuándo?– el vestido blanco y negro que paseaba Carlota Casiraghi.
Así va el –gran– mundo. En plan burgués bohemio. Como la semana pasada, cuando en vaqueros, Béatrice presentó en Milán su entrevista con Nicola Gratteri, fiscal antimafia de Reggio-Calabria, y Pierre volvió a la rutina de su despacho.
Allí comparte con Andrea la dirección de la constructora Engeco, fundada en 1984 por su padre. Y controlan una empresa monegasca, de helicópteros, que les da dinero y les ahorra la hora de automóvil entre el aeropuerto de Niza y ese Mónaco de cuya sucesión forman parte, pero que sólo visitan en fiestas. O para casarse.