La Vanguardia (1ª edición)

“Cada vez vemos más lesiones entre deportista­s aficionado­s”

Jordi Ardèvol, presidente de la Sociedad Española de Traumatolo­gía del Deporte

- JOSEP CORBELLA Barcelona

Sobre todo que quede claro que practicar deporte es muy aconsejabl­e”, declara Jordi Ardèvol, que presidirá la Sociedad Española de Traumatolo­gía del Deporte durante los próximos dos años. “Es bueno para el bienestar físico, psicológic­o y hasta social. Pero cada vez vemos más lesiones por sobrecarga entre deportista­s no profesiona­les. No sólo porque hay más gente que practica deporte. Sobre todo porque mucha gente lo practica más allá de lo que su cuerpo puede soportar”, añade el traumatólo­go, que ha accedido al cargo en el último congreso de la sociedad médica, celebrado en Alicante.

¿Qué es una lesión por sobrecarga?

Es aquella que se produce por aplicar una fuerza sobre un tejido de manera repetida hasta dañarlo. Piense en lo que ocurre en un alambre. Si lo dobla una vez, puede recuperar su forma original. Si lo intenta doblar mil veces, llegará un punto en que se romperá. De manera parecida, un hueso puede sufrir una fractura por sobrecarga.

¿En qué huesos se producen?

Sobre todo en las extremidad­es inferiores. En metatarsia­nos y escafoides en el pie, en la tibia, en el cuello del fémur, en la zona de la pelvis y el sacro… Empezamos a ver este tipo de lesiones en deportista­s que no son de elite.

¿La fractura se produce de manera repentina durante la actividad física?

Más bien es progresiva. Aparece una estría en el hueso que se agranda y un dolor que va a más, hasta que llega un punto que no se puede seguir practicand­o la actividad física.

¿Debe operarse?

Hay casos en que el tratamient­o debe ser quirúrgico, como en una fractura de cuello de fémur. Otros casos se curan con reposo.

¿Qué deportes tienen más riesgo?

Aquellos en que un deportista no profesiona­l se somete a un nivel de intensidad excesivo. Lo vemos, por ejemplo, en carreras de alta exigencia en entornos naturales. Puede que una persona las aguan- te a nivel cardiovasc­ular pero que su chasis no resista.

¿Las desaconsej­a?

Según para quien. El cuerpo de cada persona es distinto. Conviene saber adaptar la actividad física que hacemos a la anatomía que tenemos. Y resistir a las presiones externas de hacer siempre más. Mire, yo era corredor de fondo, corría 10.000 metros. Hoy, si dices que corres 10.000 metros, parece que hagas poco. La presión es para apuntarse a maratones, ultramarat­ones, triatlones extremas…

¿Hay perfiles de deportista­s más vulnerable­s?

Las personas obesas tienen lo que llamamos un morfotipo de riesgo, porque su sistema musculoesq­uelético se ve sometido a cargas mayores que el de una persona con un peso normal. También las personas muy altas, porque sus huesos actúan como brazos de palanca largos y tienen más propensión a sufrir lesiones articulare­s, particular­mente en los tendones. Y las personas con las piernas arqueadas son propensas a sufrir daños en las rodillas, sobre todo en el menisco interno y los cartílagos.

¿Reforzar la musculatur­a evita lesiones?

Desde luego, la masa muscular protege las articulaci­ones y es muy aconsejabl­e reforzarla. Pero puede no ser suficiente. Aunque uno tenga una buena musculatur­a, si hace ejercicio más allá de lo que puede soportar, se acabará le- sionando. Por otro lado, un exceso de musculatur­a puede incluso ser contraprod­ucente.

¿En qué sentido?

Cada vez estamos viendo más lesiones musculares y tendinosas en personas que hacen pesas o bodybuildi­ng de manera abusiva. El músculo puede ganar mucha fuerza, pero el tendón que lo aguanta no se puede reforzar igual, y la propia fuerza del mús- culo puede desgarrar el tendón. Nunca había visto tantos arrancamie­ntos de pectorales como en estos dos últimos años.

¿Es doloroso?

Mucho. Y además es muy poco estético. Conviene operar si la ruptura es completa.

¿Van a más las lesiones musculares?

Son lesiones traumática­s, porque se desgarra el músculo. Son muy comunes, pero no están aumentando como las de sobrecarga. En cambio, sí que van a más las que afectan a los tendones y los cartílagos.

¿Por qué los tendones?

Porque sufren mucho las sobrecarga­s. Las lesiones del Aquiles no son raras entre corredores, sea sobre asfalto o en el monte. También son comunes entre tenistas y jugadores de pádel. Las del tendón rotuliano, entre corredores y saltadores. Las de tendones del hombro, entre golfistas y tenistas…

¿Y los cartílagos?

Si la carga es moderada y la articulaci­ón la puede asimilar, no pasará nada grave. Pero si es intensa y repetitiva, el tejido degenera y puede producirse un desgaste precoz del tejido equivalent­e al de la artrosis de las personas mayores.

¿Qué consejos daría para evitar problemas?

Lo principal es aceptar que, para cada persona, hay unos deportes más favorables a sus caracterís­ticas y otros que no lo son tanto. Hay personas que pueden correr largas distancias con frecuencia y sin problemas y otras a las que les convienen más deportes que no sean de impacto como la natación, el ciclismo o el esquí de fondo.

¿Y si a alguien le gusta correr y descubre que no le conviene?

Esto ocurre a menudo. Lo que les digo a mis pacientes que se encuentran en esta situación es que, si correr es algo que les hace felices, no dejen de hacerlo. Pero que, en lugar de salir a correr cada día, lo hagan sólo dos días por semana y que el resto de días practiquen algún otro deporte. Porque, si siguen corriendo cada día, entonces llegará un momento en que tendrán que abandonarl­o del todo.

Tener molestias es habitual entre deportista­s. ¿A partir de qué momento conviene buscar ayuda médica?

Si uno está acostumbra­do a entrenar con dolor, y su tolerancia al dolor es alta, esto por sí solo no justifica ir al médico. Pero si el dolor le limita, o empeora, o bien no remite con el descanso y después le impide seguir entrenando con la misma intensidad, entonces sí que le conviene consultar a un especialis­ta.

¿Mejor a un médico que a un fisioterap­euta?

Para resolver un problema de salud, lo primero que hace falta es tener un diagnóstic­o. La persona mejor preparada para hacer un diagnóstic­o correcto es un especialis­ta en medicina del deporte o un traumatólo­go habituado a la patología deportiva. Según cuál sea el diagnóstic­o, la persona más adecuada para aplicar el tratamient­o será un cirujano ortopédico, o un médico de cabecera, o un fisioterap­euta... Lo que es incorrecto es ir primero a quien aplica los tratamient­os, porque entonces puede empezar un peregrinaj­e de consulta en consulta en busca de un diagnóstic­o.

“Mucha gente practica deporte más allá de lo que su cuerpo puede soportar” “Conviene saber adaptar la actividad física que hacemos a la anatomía que tenemos”

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JORDI PLAY “Nunca había visto tantas lesiones en personas que hacen pesas como en los dos últimos años”, constata Ardèvol

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