Lecciones de seducción
Clases de burlesque en El Molino potencian las armas de mujer
Ariana tiene 17 años y en septiembre empieza a estudiar arqueología; Salvadora está en los 65 y se dedica a la limpieza: son la más y la menos joven de una aula especial. Está en El Molino donde se realizarán desde septiembre cursos de burlesque, una modalidad de seducción con la que se pretende una estimulación sensorial más allá de los atributos físicos naturales. O, mejor, un aprovechamiento completo de ellos aunque las proporciones no sean cánones de belleza. No hay patrones físicos, ni edad: todo estriba en la actitud. No hay miedo al ridículo sino todo lo contrario. La primera regla: creerse una divinidad a partir de la genética aquello que nos haya regalado la naturaleza y que, con nuestro esfuerzo o cirugías paralelas, haya configurado el contorno de una anatomía de la que sentirnos orgullosos. es decir orgullosas, porque en este caso las receptoras de estos cursos son las señoras. De todo tipo, edad y condición, con las profesiones y actitudes más dispares a todas les mueve una idea: seducir para lograr un equilibrio ar- mónico, doméstico-familiar en muchos casos, aunque el número de amas de casas inscrito sea muy inferior al del resto de señoras que ejercen profesiones variadas.
Todas desean mejorar sus relaciones íntimas partiendo del principio, decidir, y cómo llegar a ellas. Lo más importante es la actitud, un grito de guerra como “¡Soy divina!” o similar que impere cualquier decisión. La autoestima es básica en estas lecciones a las que Marina Salvador aplica normas estrictas para saltar de la rigidez emocional a la flexibilidad pletórica del imperio de las sensaciones. No hay libro teórico, ni se recomienda fantasear con Cincuenta sombras de Grey: la puesta en marcha de los sentidos para “domar” al varón debe crearse con impulsos propios, experiencias vividas y recursos que irán apareciendo en las clases. A los compases de sensuales melodías se aprenderá a desarrollar desde movimientos que ayudarán a desarrollar el suelo pélvico (base delantera del tronco), y adquirir o desarrollar una elasticidad corporal que paralelamente abrirá tu mente y que tiene “una vertiente psicológica evidente: te sentirás capaz de todo. Siente la libertad de ser mujer”, asevera Marina Salvador en sugerente corsé y que capitanea el grupo de voluntarias de esta sesión fotográfica. Deben ser unas veinte, aun- que en la previa en que se dieron a conocer los cursos eran sesenta. El día 9 de septiembre se hará una clase abierta para que todas las interesadas puedan conocer de cerca técnica y práctica en El Molino que ha hecho de la especialidad una universidad.
Las alumnas deberán traer todo lo que se considera íntimo y personal (zapatos, corsé), dejando para la casa los accesorios complementarios. El curso dura tres meses, a razón de una hora de clase a la semana, y una vez al mes Vanessa García, Lady Molino, ofrecerá una master class. Las clases se impartirán los miércoles a las 19 y a las 20 horas; y los jueves a las 20 horas y a las 21 horas, empezando el 16 de septiembre: no se admitirán más de 20 alumnas por clase. Al final de curso se organizará en El Molino una función con todas las alumnas. El precio es de 45 euros de matrícula y 45 al mes. Bajo petición se podrá acceder también a cursillos especializados a cargo de la compañía residente del teatro. Así, Roger Salvany enseñará iniciación a la acrobacia y lucha escénica; Javi dará rumba y sevillanas; Geni sabe de comedia musical; Genia Tykhonkov de baile clásico; Juli interpretación de canciones; y Maite jazz y funky. Vanessa García, Lady Molino enseñará burlesque avanzado, técnicas de videoclip y y cabaret. Todas estas clases se abonarán aparte en condiciones a convenir.
Son nuevas aportaciones de El Molino donde Elvira Vázquez no cesa: mientras la compañía descansa en agosto y no ofrece el show habitual, las tardes de El Molino se llenarán de rumba y flamenquito para uso y disfrute del personal.