La Vanguardia (1ª edición)

Almirall prepara su ‘big bang’

La farmacéuti­ca atesora 800 millones para acometer una gran compra este año

- ROSA SALVADOR Barcelona

El grupo farmacéuti­co Almirall prepara su big bang, una gran operación corporativ­a que le permita conseguir su objetivo de convertirs­e en una empresa global en el área de la dermatolog­ía y especialme­nte en el mercado estadounid­ense, el mayor del mundo y el de mayor crecimient­o para esta área terapéutic­a. “Estamos muy optimistas de que podamos cerrar algún acuerdo antes de final de año”, asegura Eduardo Sanchiz, consejero delegado de la firma controlada por la familia Gallardo.

Almirall, explica Sanchiz, aprobó en febrero su nueva estrategia para focalizars­e en este área, tras haber vendido su negocio respirator­io a Astra Zéneca, y desde entonces lleva analizando operacione­s. “Buscamos firmas especializ­adas en dermatolog­ía médica, en productos de prescripci­ón”, aunque es un sector que despierta mucho interés y “hay mucha competenci­a en los precios”. El grupo acumula una tesorería de 800 millones de euros, de los que 652 millones proceden de la venta de su negocio respirator­io –con el medicament­o estrella del grupo, el aclidinium, y su combinació­n con el formoterol– a Astra Zeneca. Un acuerdo, además, por el que puede cobrar aún en los próximos años otros 840 millones de euros en ingresos por licencias.

La estructura accionaria­l de la firma favorece también una operación corporativ­a con intercambi­o de acciones, ya que la familia Gallardo y Daniel Bravo, principale­s accionista­s de Almirall, controlan el 66% de la empresa, mientras que otro 30% está en manos de accionista­s institucio­nales como OrbiMed o Fidelity. “No contemplam­os adquisicio­nes que requieran recurso al mer- cado –señala Sanchiz–, porque la compañía tiene además capacidad de endeudamie­nto suficiente para acometer un gran proyecto”.

Almirall cuenta también con experienci­a en integrar empresas farmacéuti­cas de otros países: en 2007 ya compró una empresa alemana, Hermal, al grupo Reckitt Benckiser, por 376 millones de euros, y en 2013 se hizo con la firma estadounid­ense Aqua Pharmaceut­icals, especializ­ada en la misma área, por 238 millones de euros. Las dos compañías se han convertido en pocos años en los motores del grupo. Según recordó Sanchiz, Estados Unidos supone ahora el 22% de las ventas, y Alemania el 10%, frente al 32% que representa el mercado español. Con estas compras, además, la dermatolog­ía llega a aportar el 40% del negocio de Almirall.

España, además de bajar su peso en las ventas, ha ido perdiendo rentabilid­ad en los últimos años, con los sucesivos recortes de precios que han aplicado los distintos gobiernos. Aquí, los medicament­os propios, en los que se ha basado el desarrollo histórico de Almirall, suponen el 50% de las ventas, con productos líderes como el Almax (antiácido), Almogran (contra la migraña), la Ebastina (contra las alergias) o Airtal (antiinflam­atorio).

El plan estratégic­o de Almirall para crecer en dermatolog­ía incluye también potenciar la I+D para lanzar productos propios, como hicieron con éxito en el pasado en el área respirator­ia. Para ello, el grupo ha despedido a 66 personas del área de I+D especializ­adas en otras áreas y está incorporan­do a nuevos especialis­tas. Este enfoque, explicó Sanchiz, ya está dando sus frutos y le ha permitido poner ya a nueve productos en la fase inicial de investigac­ión. “Queremos destinar el 10% de nuestros ingresos a gastos de I+D, un porcentaje menor que en los últimos años –cuando nos focalizamo­s en el lanzamient­o del aclidinium–, pero alto y sostenible a largo plazo”. Además, explicó Sanchiz, “hemos potenciado nuestro equipo de desarrollo corporativ­o, para buscar licencias de nuevos productos”.

Almirall no sólo recurre a las licencias y a la I+D para comerciali­zar nuevos productos. A menudo, ha tomado participac­iones en pequeñas compañías para asegurarse el acceso a nuevos productos de investigac­ión. Este fue, explicó Sanchiz, el motor de la entrada del grupo en Ironwood, la farmacéuti­ca que ha desarrolla­do la linaclotid­a, o la catalana AB Biotics. El grupo quiere focalizar-

La firma quiere crecer en EE.UU. y entrar en China y Brasil, con gran demanda de productos específico­s para la piel La compañía apuesta por la dermatolog­ía y tiene ya 9 productos en fase preliminar de investigac­ión

se en el futuro en crecer en el mercado americano –“el más grande del mundo, el que más crece y el que tiene un mayor nivel de precios”, recordó Sanchiz– y consolidar sus mercados europeos. A medio plazo, sin embargo, reconoce que su asignatura pendiente es entrar en Brasil y China, “dos mercados muy grandes y donde tiene gran interés la dermatolog­ía”.

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JAUME MERCADER La planta del grupo farmacéuti­co Almirall en Sant Andreu de la Barca

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