La Vanguardia (1ª edición)

Hacerse valer en la trinchera

María Recuero, secretaria general de USOC

- EDUARDO MAGALLÓN Barcelona

Se supera haciéndote valer. Sin autoritari­smo”. Esa es la receta de María Recuero para poder dirigir el tercer sindicato de Catalunya, USOC, un mundo aún con fuerte presencia masculina. Recuero es una de las pocas mujeres que ostentan un cargo de alta responsabi­lidad en un sindicato. Fue elegida secretaria general este año después de varios meses al frente de una gestora tras la salida de la antigua dirección por falta de apoyos. Recuero sustituye en el cargo a otra mujer, Antònia Gil, lo que muestra que la USOC es una organizaci­ón con tradición de presencia de mujeres en la dirección.

Recuero llegó a la secretaría general de USOC después de pasar por la trinchera del sindicato, pues estuvo varios años en Olesa de Montserrat haciendo labores de asesoramie­nto. Antes trabajó de cajera en un supermerca­do y de administra­tiva en el fabricante de motos KTM. “Es la suma de todo lo que he vivido –trabajar bajo las ordenes de un jefe, hacer asesoría o los estudios– lo que se utiliza para el día a día en el sindicato”. Pasó por la secretaría general de industria, lo que la consolidó en la organizaci­ón y le dio proyección.

Licenciada en Derecho por la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC), no ha llegado a ejercer nunca de abogada. “Cuando acabé la carrera vi que no servía para defender a alguien que había robado o que había maltratado. Por eso opté por el sindicato, por la defensa de los derechos de los más desfavorec­idos”, explica. Recuero ha llegado a USOC en un momento en el que está muy cuestionad­o el movimiento sindical después de algunos escándalos en diferentes organizaci­ones y de la irrupción de nuevos movimiento­s políticos y sociales que los acusan de formar parte del sistema. “Sí que creo que hace falta un debate sobre el modelo sindical para acercarlo a la sociedad, especialme­nte para conectar con los jóvenes y las mujeres trabajador­as”, señala. En este sentido, Recuero se muestra crítica con el modelo sindical que ejercen las grandes organizaci­ones que, a su juicio, se basa mucho en la foto y en publicitar un porcentaje de subida salarial pactada de forma genéri- ca. La secretaria general de USOC apuesta por estar más cerca del centro de trabajo y estar en contacto directo con los trabajador­es y en conseguir ahí el porcentaje de incremento salarial. Eso lo consigue también porque la USOC es un sindicato mucho más pequeño que CC.OO. o UGT. Pero, aún así, la sindicalis­ta intenta estar el máximo tiempo posible a pie de fábrica. En cualquier caso, Recuero sigue firmemente convencida de que la afiliación a un sindicato sigue siendo útil: “creemos que hay que afiliarse porque es un seguro para cualquier trabajador: tienes asesoramie­nto directo, servicios, puedes hacer formación y tienes la caja de resistenci­a”. Esa caja de resistenci­a es el elemento diferencia­l de la USOC (y del sindicato estatal USO al que está confederad­o) respecto al resto de organizaci­ones obreras. Una parte de la cuota de 13 euros mensuales que paga el afiliado se destina a una caja de resistenci­a, por la cual cuando un empleado está de huelga recibe unos 20 euros al día para compensar la pérdida que sufre por el dinero que le descuenta la empresa.

La organizaci­ón ha saneado sus cuentas en los últimos años –según Recuero– con la filosofía de que se gasta sólo la cantidad que se ingresa. Con 13.000 afiliados y 2.500 delegados, el sindicato cuenta con un presupuest­o de un millón de euros. El 90% del presupuest­o proviene de las cuotas que pagan los afiliados. El sindicato ha reducido y ajustado su estructura desde que Recuero está al frente con una decena de despidos y la incorporac­ión de delegados sindicales liberados.

Recuero está muy centrada en la acción del sindicato. Tanto que en los viajes con la Renfe desde Barcelona a Vilafranca del Penedès, donde vive en un piso que construyó la cooperativ­a del sindicato, se dedica a contestar correos electrónic­os y avanzar trabajo. Y cuando no está ni trabajando ni en el tren, explica que intenta ir al gimnasio a hacer ejercicio con las máquinas. También le encanta ir a la playa y a tomar el sol. Recuero, de 37 años, vive sola y sigue haciéndose valer en la trinchera.

Licenciada en Derecho, no llegó a ejercer porque no se veía defendiend­o a un ladrón pero sí, en cambio, a un trabajador

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GUSI BEJER

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