Londres y París piden ayuda a la UE por el caos de Calais
Los dos gobiernos advierten de que se enfrentan a una “crisis global” Proliferan los mensajes para que los inmigrantes no salten a las islas
En un artículo conjunto en el diario británico The Telegraph, el ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, y su homóloga británica, Theresa May, reclamaron ayer a la Unión Europea que adopte medidas comunes y que no deje solas a París y Londres con la crisis migratoria. La imagen de descontrol en Calais preocupa a los dos países, junto a la necesidad de convencer a los inmigrantes para que no salten al Reino Unido.
“Es una crisis global”. El Reino Unido y Francia alzaron ayer la voz ante la crisis migratoria de Calais. En un artículo conjunto en el diario británico The Telegraph, el ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, y su homóloga británica, Theresa May, reclamaron a los gobiernos de Grecia, Italia y del resto de la Unión Europea que no les dejen solos en la resolución de la situación de los cientos de jóvenes que cada noche intentan cruzar el canal de la Mancha. “Es una situación que no se puede ver únicamente como un problema de nuestros dos países. Es una prioridad a nivel internacional y europeo”.
El fin de las imágenes de una policía desbordada por inmigrantes en la terminal del eurotúnel en Coquelles también es una “prioridad absoluta” para París y Londres, dispuestas a atajar “de raíz” el problema. Además de un refuerzo de las vallas que se terminó en las últimas horas, la llegada de 120 agentes franceses ayudó a frustrar los intentos de llegar al Eurotúnel de este pasado fin de semana.
El primer ministro británico, David Cameron, enviará más perros de rastreo y más barreras para transmitir que “no se podrá entrar en el Reino Unido por la vía fácil”. Tampoco ha sido tan fácil hasta el momento: sólo 150 migrantes han conseguido subirse al tren lanzadera para colarse en Inglaterra.
En un enésimo intento de disuadir a los miles que esperan en “la jungla”, como llaman al campamento a las afueras de Calais, los ministros escribieron que los “desesperados” emigrantes que quieren cruzar no se encontrarán las calles británicas “asfaltadas con oro”. El plan es recortar las asignaciones de unas 37 libras (52 euros) semanales que reciben los refugiados en el país. Unas decla- raciones quizás desafortunadas, pues la mayoría de las personas de tantas nacionalidades diferentes que se encuentran en Calais no han escapado sólo de la pobreza, sino también de la guerra.
“No entienden que yo no me fui por trabajo, yo tenía un trabajo”, asegura Abdo, de 26 años. Era programador de aplicaciones en Yuba (Sudán del Sur) hasta que el conflicto que surgió tras la independencia de su país arrasó con su familia. No sabe nada de los que siguen vivos desde que llegó a Francia hace tres meses. En todo este tiempo, y tras cruzar el país caminando en los arcenes de las carreteras, dice que nadie se ha parado a preguntarle cómo está. “En Inglaterra creo que el Gobierno es comprensivo con lo que sucede en mi país, por eso voy a conseguirlo”, promete.
Entre los que duermen como pueden en las barracas de “la jun-
Los titulares francés y británico de Interior reclaman que Europa no les deje solos Gran Bretaña recorta las asignaciones de 52 euros semanales a los refugiados en el país Tan sólo 150 personas han logrado subirse al tren lanzadera para colarse en Inglaterra
gla” se encuentran médicos, informáticos o ingenieros, como es el caso de un chico que parece liderar el grupo de quince etíopes que van a “intentarlo” esa noche. Les da instrucciones de esperar y de colocarse bien sus capuchas mientras se sientan en los bordillos del asfalto en la rotonda más cercana. Al joven –que no quiere revelar su nombre para no perjudicar a su familia– le falta un año para acabar la carrera de ingeniero de caminos, que cursaba en Addis Abeba. Seis meses en la cárcel por disidencia política interrumpieron su último curso de universidad. “Mis padres están bien, porque son granjeros –explica–. Pero yo decidí estudiar, tener una opinión formada, y esto a mi gobierno no le gusta. Aspiro a llegar a Inglaterra y poder continuar mi carrera. En Francia no puedo, porque si tengo que empezar a aprender francés soy como un bebé”.
Todo parece indicar, pues, que las declaraciones de los políticos tendrán poco efecto al otro lado del canal de la Mancha. En la madrugada de ayer, fueron unos 400 los jóvenes que intentaron superar las diferentes barreras de alambre. Si en un principio los migrantes actuaban en grupos de diez a treinta personas, ahora los asaltos son cada vez más organizados. Uno salta y abre el paso el resto. Anteanoche casi lo consiguen, de no haber sido porque la policía francesa recurrió a gases lacrimógenos.
Londres repite que la crisis le está costando 300 millones de eu- ros cada día a la economía británica, pero se olvida de que las kilométricas colas de camiones en el condado de Kent no son culpa de los inmigrantes, sino de un conflicto laboral entre la compañía MyFerryLink y el propio grupo Eurotunnel. Los trabajadores franceses protestan por 600 despidos ocasionados por el endurecimiento de la competencia en Dover y cortan las carreteras con barreras de neumáticos ardiendo. La densa columna de humo negro a las afueras del puerto comercial de Calais se ve desde “la jungla”.
“Es culpa vuestra, malditos ingleses”, les grita Stéphane, un sindicalista, a dos periodistas británicos que se acercan al lugar. “No tiene nada que ver con los extranjeros, ellos solo aprovechan que bloqueamos para montar en los camiones. Es culpa de los ingleses, tienen que cambiar sus leyes. Es como si tienes un jardín en tu casa y tu vecino te tiene que vigilar la entrada”, dice.
La crisis británica no se debe a los migrantes sino a una huelga en Calais que corta el paso “Ellos sólo aprovechan que bloqueamos las carreteras para montar en los camiones”