La defensa desluce la pretemporada del Barça
El Barça, al que la defensa sigue lastrando, volvió a merecer más en Florencia antes del Gamper
El Barcelona emite sensaciones contradictorias, algo que es propio de las pretemporadas, en las que cuesta encontrar regularidad, ni siquiera en 90 minutos. Así, como en una novela de crea tu propia aventura, el socio puede elegir entre la mala imagen de los primeros diez minutos en Florencia, en los que la debilidad defen- siva le condenó de nuevo, como en toda la gira por Estados Unidos, o por el contrario decide quedarse con el amor propio y el estilo reconocible que exhibió después para intentar arreglar el desaguisado en el Artemio Franchi. Volvió a merecer más el Barcelona, que echa de menos la seriedad de Mascherano en defensa y la pólvora de Messi y Neymar en el área rival. El miércoles en el Gamper ya estarán y el barcelo- nismo podrá hacerse una imagen más uniforme de su equipo.
Los primeros diez minutos fueron horribles. Defensivamente aquel equipo que era un muro la temporada pasada parecía otro. Donde hace unos meses se quedaban a cero equipos como el Bayern, el City o el PSG, en esta pretemporada se han puesto las botas los delanteros del United, del Chelsea y la Fiore. Ocho tantos ha encajado el Barça en los cuatro partido de preparación antes del Gamper. Uno de los objetivos que se buscaba en el viaje era intentar recuperar la seguridad defensiva y en diez minutos el resultado ya era un 2-0 en contra.
Dos veces chutó el Fiorentina y dos veces tuvo que sacar de centro el Barcelona, lo que da muestra de las facilidades que encontró Bernardeschi dentro del área de Ter Stegen en los dos goles. Eso no quita que la promesa ita- liana se luciese en ambos remates pero la timidez de la zaga blaugrana fue alarmante, tanto en la banda izquierda como en el eje.
En el primer gol, Borja Valero le sacó los colores a Busquets con un túnel en el vértice del área y colgó un balón con rosca ideal. Bernardeschi, entrando desde atrás, sorprendió a Piqué y Vermaelen, demasiado estáticos. El testarazo
del italiano fue magnífico, acorde con el envío del español. No fue a balón parado pero una vez más el juego aéreo barcelonista en esta pretemporada dejó que desear.
El segundo gol también llegó por la misma banda. Esta vez fue Joaquín, que a los 34 años sigue atesorando dosis de calidad, dejó atrás a Jordi Alba y puso un pase de la muerte atrás que nadie en el Barça intuyó porque Bernardeschi, solo, pudo colocar el esférico para coger a contrapié al alemán.
Las caras entre los jugadores del Barcelona no parecían dar crédito a lo que sucedía, mientras que la afición viola se frotaba los ojos por tener al campeón de la Champions a su merced.
Lo que vino a continuación sería la parte positiva, con lo que se quedaría un optimista. Porque a un inicio horripilante por parte del Barça le siguió una actuación muy reconocible de los blaugrana. El equipo quiso reaccionar y sacó un nivel más auténtico. Ayudó que Luis Enrique por primera vez juntase al centro del campo titular en los partidos grandes del curso anterior. Busquets, Rakitic e Iniesta volvieron a compartir alineación como en Berlín.
Con ellos, el Barcelona se hizo amo del partido y del balón. Sobre todo gracias al croata, que estaba en todos los sitios. De hecho las dos primeras llegadas del equipo fueron suyas pero no tuvieron un final feliz. Y las dos siguientes las creó él para que Luis Suárez las acabara. El uruguayo no pudo dirigir bien de cabeza. A la segunda, tras un pase de Rakitic en el aire, el nueve le ganó la posición a Gonzalo Rodríguez y embocó. Es el tercer tanto en los amistosos de Suárez, pichichi del Barça en la pretemporada, una de las mejores noticias para el técnico asturiano, que la temporada pasada no pudo contar con él hasta bien entrado el mes de octubre.
Mereció más el Barcelona, que si no pudo empatar el duelo fue porque Tatarusanu se le apareció como si fuera su compatriota Duckadam en la final de Sevilla de 1986 para impedirle el gol. Pedro se lo encontró de cara tres veces pero al canario tanto rumor sí que le está pasado factura. Tampoco pudo batir al portero rumano Munir. Aunque también Ter Stegen estuvo atentísimo a un contragolpe de Bernardeschi, saliendo casi a medio campo y desviando lo justo. Y es que pudo ser mejor pero también peor para un Barça de dos caras.