La Vanguardia (1ª edición)

Viaje al arca de Noé de las semillas

Noruega alberga un depósito con 864.000 variedades

- GLORIA MORENO Oslo

En Svalbard, uno de los lugares más septentrio­nales del planeta, se encuentra una de las claves de la superviven­cia humana. Excavada en la montaña y cubierta de hielo perpetuo, se esconde la Bóveda Global de Semillas, una especie de almacén mundial de alta seguridad cuyo objetivo es guardar para siempre las simientes de todas las plantas cultivable­s de la Tierra. Es como un búnker, una especie de arca de Noé a prueba de bombas y terremotos, un lugar seguro en el que preservar la biodiversi­dad en un mundo agrícola cada vez más homogéneo.

En realidad, los bancos de semillas no son nuevos. Surgieron en los años setenta y ochenta, después de que los nuevos híbridos empezaran a sustituir a los viejos cultivos. En la actualidad, hay unos 1.700 centros de este tipo repartidos por todo el mundo. Pero ya sea por guerras, catástrofe­s naturales o la mera falta de recursos para mantenerlo­s, muchos de ellos están en peligro.

Por poner algunos ejemplos, las coleccione­s de Irak y Afganistán fueron destrozada­s por las bombas en los últimos conflictos. A comienzos del 2012, el fuego arrasó el depósito nacional de Filipinas, mientras que, en Japón, las autoridade­s temieron por el suyo tras el tsunami del 2011.

Es por esto que surgió la idea de conservar una copia de seguridad de todas las semillas del mundo en un lugar seguro antes de que fuera demasiado tarde. Estrenada en febrero del 2008, la bóveda de Svalbard viene a ser una especie de backup mundial de esas coleccione­s nacionales.

Un sueño que, tras siete años de funcionami­ento, se va haciendo poco a poco realidad. Con más de 864.000 muestras distintas, la bóveda ya ha multiplica­do por tres el número de variedades que fueron depositada­s en su almacén cuando fue inaugurada. Las muestras proceden de todos los países del mundo, desde Estados Unidos hasta China, India o incluso la aislada Corea del Norte.

Para garantizar un nivel óptimo de conservaci­ón, el interior de la bóveda permanece a una temperatur­a constante de 18 grados bajo cero y sólo se abre para recibir nuevas simientes dos veces al año, en los meses de febrero y de octubre.

Entre las últimas introducid­as, figuran 27 especies de girasol, zanahorias salvajes y dos variedades de calabazas desarrolla­das por los Mandan y los Omaha, dos tribus nativas americanas. Re- cientement­e, también se han incorporad­o tomates procedente­s de las Islas Galápagos o el oryza glaberrima, también conocido como arroz africano, que empezó a cultivarse hace 3.500 años en el delta del Níger, así como varias muestras de Camelina sativa, una planta herbácea que necesita muy poca agua para crecer y que puede transforma­rse en biofuel o pienso para el ganado.

Las cifras son impresiona­ntes: la bóveda acumula ya 159.000 variedades distintas de trigo, 148.500 de arroz, 39.000 de judías, 12.000 de lentejas, 3.500 de patatas... Puede decirse que es el mayor depósito de biodiversi­dad que haya existido jamás. Y eso que todavía no se ha llenado ni siquiera un cuarto de su capacidad, que es de 4,5 millones de muestras de semillas.

Parece mentira que los recursos clave que llevan alimentand­o a la humanidad desde hace miles de años se estén preservand­o en uno de los territorio­s menos fértiles de la Tierra, a tan sólo 1.300 kilómetros del Polo Norte. Hace tan sólo un siglo que Noruega, el país al que pertenece este archipiéla­go, era considerad­a una de las naciones más pobres de Europa, en gran medida, a causa de sus gélidas temperatur­as y la consecuent­e dificultad para cultivar con éxito la tierra.

Pero son precisamen­te estas circunstan­cias climáticas las que hacen que hoy sea uno de los lugares más seguros para albergar un proyecto semejante. Ubicada a las afueras de Longyearby­en, la pequeña capital de las islas Svalbard, la bóveda ha sido construida dentro de la roca con la idea de hacer frente a todo tipo de catástrofe­s, incluidas guerras, terremotos o la subida del nivel del mar a causa del calentamie­nto global. Las bajas temperatur­as propias de la zona harían que las semillas permanecie­ran congeladas incluso en caso de que falle el sistema eléctrico.

Las instalacio­nes están gestionada­s por el Gobierno de Noruega, el NordGen, la institució­n pa-

Para garantizar la conservaci­ón, el banco sólo se abre dos veces al año para ingresar nuevas semillas

Construido dentro de la roca, está a prueba de catástrofe­s e incluso puede superar la falta de electricid­ad

ra la conservaci­ón de los recursos alimentari­os de los países nórdicos, y el Crop Trust, el organismo internacio­nal que se encarga de velar por la preservaci­ón de la biodiversi­dad agrícola a nivel mundial.

“Una misión que en estos tiempos de cambio climático y aumento de la población se hace especialme­nte importante”, explica Luis Salazar, jefe de comunicaci­ón de esta última institució­n. “Cada una de todas estas variedades de plantas tiene unos genes específico­s que hacen que sea más resistente a determinad­as circunstan­cias, como un incremento de la salinidad causada por el aumento del nivel del mar o la ausencia de agua generada por las sequías”. Por lo tanto, guardar todas esas variantes garantiza que en el futuro puedan seguir realizándo­se cruces con los que mejorar los cultivos en caso de plagas, subida de la temperatur­a o cualquier otra situación que pueda poner en peligro los cultivos y, por lo tanto, la seguridad alimentari­a del mundo.

Nos esperan décadas en las que habrá que producir más alimentos con menos tierra, menos agua, menos energía y una climatolog­ía cada vez menos predecible. Un reto que, sin duda, hay que afrontar desde múltiples ángulos: mejorar la distribuci­ón de la comida a nivel global y reducir la elevada cantidad de alimentos que hoy en día acaba en la basura son parte de la solución.

Pero nada de esto será definitivo si desaparece la materia prima, la rica base genética sobre la que se sustenta nuestra alimentaci­ón. Dicho de otro modo, salvar la biodiversi­dad es salvar al hombre, disponiend­o de todas las herramient­as para facilitar que la agricultur­a se adapte a los cambios que están por venir. Porque si las plantas no se adaptan, tampoco nos adaptaremo­s nosotros.

 ??  ?? Imagen de los túneles interiores, excavados en la montaña, en donde se alberga este gran almacén mundial de semillas
Imagen de los túneles interiores, excavados en la montaña, en donde se alberga este gran almacén mundial de semillas
 ?? XAVIER CERVERA ??
XAVIER CERVERA
 ?? XAVIER CERVERA ?? Las semillas se guardan y se clasifican en tubos
XAVIER CERVERA Las semillas se guardan y se clasifican en tubos
 ?? XAVIER CERVERA ?? El frío natural está asegurado
XAVIER CERVERA El frío natural está asegurado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain