Una gran oportunidad
Los combustibles fósiles y el uranio, recursos finitos y no renovables, cubren el 84% de las necesidades energéticas mundiales (en Catalunya el 92% y, en España, el 83%), siendo el 80% con fósiles.
La gran dependencia de estos recursos con fecha de caducidad presenta tres graves peligros. Uno es el económico: Catalunya paga en el exterior por los fósiles unos 8.000 millones de euros anuales y, España, unos 50.000 millones, cifras que crecerán en el futuro; el segundo es la escasez: las tendencias actuales llevan al agotamiento mundial del petróleo hacia el 2045 y de las energías no renovables hacia el 2.060, hechos que el boom efímero del fracking no corrige; y, el último, es el cambio climático: la Agencia Internacional de la Energía ya habla de no quemar parte de las reservas disponibles de fósiles para limitar las emisiones. Asimismo, los grandes riesgos y la falta de uranio limitan el futuro nuclear.
¿Cuál es la alternativa? Una transición hacia el cien por cien de energías renovables en el horizonte 2050 es técnicamente posible y económicamente más favorable que continuar con los fósiles (como indican Ramon Sans y Elisa Apulia en El colapso es evitable, Octaedro, 2014). Hoy en día, las energías renovables ya son viables sin ayudas e impulsan grandes transformaciones como las redes eléctricas distribuidas, el almacenamiento de energía, las edificaciones energéticamente sostenibles o la nueva movilidad eléctrica basada en baterías y el hidrógeno.
En Catalunya y en España, prácticamente sin producción de fósiles pero con unas condiciones climáticas favorables, la transición energética constituye una gran oportunidad para adelantarse en el colapso energético, recuperar el control de los recursos, generar tecnología de futuro y empleo de calidad y facilitar una distribución más equitativa de la riqueza en base a unos recursos más accesibles y distribuidos.
La universidad, como núcleo de generación de conocimiento y de compromiso con la sociedad, puede convertirse en un elemento fundamental en la necesaria reflexión colectiva sobre los caminos que seguir y las tecnologías que desarrollar. A ello apunta la reflexión sobre movilidad sostenible y energía que impulsa la Universitat Politècnica de Catalunya en el marco más amplio de una transición hacia un nuevo modelo energético y social.