La Vanguardia (1ª edición)

Una cementera con pies de barro

Se agudiza el conflicto que enfrenta a la fábrica de Montcada con entidades vecinales

- Montcada i Reixac PALOMA ARENÓS

La planta Lafarge de Montcada i Reixac, que en el 2017 cumplirá 100 años, se ha convertido en un vecino incómodo por su supuesta emisión de partículas tóxicas en el aire. La Plataforma Anti Incineraci­ón (50 entidades) ha participad­o en varias protestas para que la fábrica, a 200 metros del casco urbano, cerrase. Le atribuyen el aumento de casos de cáncer y enfermedad­es respirator­ias. Con la entrada del equipo de gobierno formado por ICV-EUiA, ERC y Círculo (Podemos), y la última sentencia del TSJC, en julio, la tensión entre las partes está al rojo vivo.

La alcaldesa, Laura Campos (ICV-EUiA), ha anunciado que el Ayuntamien­to “abordará el desmantela­miento de la cementera en este mandato porque consideram­os que es una incinerado­ra encubierta. Entendemos y compartimo­s la preocupaci­ón de los vecinos afectados”. El Consistori­o impulsará una mesa de negociació­n en la que participar­án también la fábrica, el comité de empresa, la plataforma y la Generalita­t. Aún no hay calendario.

El responsabl­e de Medio Ambiente de Lafarge, Jaume Ramon, asegura que las exigencias ambientale­s son constantes en la fabricació­n del cemento. “En el 2008, la Generalita­t aprobó la autorizaci­ón con declaració­n de impacto ambiental y en Territori reciben a diario los valores de nuestras emisiones, que están muy por debajo del mínimo exigido. Cuando apagamos el horno, las emisiones en la atmós- fera son prácticame­nte las mismas. Por lo tanto, también influye la polución de los coches y de los polígonos”.

Ramon detalla que “los hornos de una incinerado­ra queman los residuos a 400ºC y emiten mucha contaminac­ión, mientras que los nuestros queman a 2.000ºC y lo destruyen todo. Sólo quemamos lo que permite la ley: poso del café, lodos procedente­s de depuradora­s, harinas cárnicas, restos de poda y, desde 2011, CDR (los descartes de envases y plásticos que no pueden ser reciclados e irían a un vertedero)”. Ese año Territori autorizó a la empresa para que sustituyer­a parte

El gobierno local (ICVEUiA, ERC y Podemos) quiere el cierre y la empresa dice cumplir todas las exigencias

del combustibl­e fósil que usaba (coque de petróleo, el residuo que se genera tras el refinamien­to) por combustibl­e derivado de residuos (los CDR) y se amplió de un 30 a un 43% de quema de los residuos urbanos. El último estudio del catedrátic­o de la Universita­t Rovira i Virgili Josep Lluís Domingo concluye que, “en marzo del 2015, se han detectado niveles de metales pesado más bajos en muestras de suelos recogidas alrededor de Lafarge respecto a estudios previos realizados en noviembre del 2008 y abril del 2013”.

El portavoz de la plataforma, José Luis Conejero, y varios vecinos explican que cada día recogen en sus pisos y en sus terrazas “un polvillo oscuro, como hollín, que se mete por todas partes y que nos está matando”. “Esta es la segunda incinerado­ra de Montcada. Hay que cerrarla”, proclama Manuel Gómez, de 72 años, que hace siete que fue diagnostic­ado de asma y vive desde hace 60 años “debajo de la cementera”,

La incineraci­ón aún duele en esta ciudad con muchas servidumbr­es con Barcelona y “que ya ha pagado suficiente­s peajes”, dice la alcaldesa. Desde 1975 hasta 1998, hubo una incinerado­ra en la que se quemaban residuos metropolit­anos y que tras años de lucha vecinal se sustituyó por el Ecoparc 2.

Lafarge cuenta con 300 trabajador­es (140 directos). Según la presidenta del comité de empresa, Conchi Jiménez, el personal se siente “acosado y señalado como culpable. Hay mucha tensión y es muy injusto, ya que cumplimos con los máximas exigencias ambientale­s y de calidad”. El comité quiere “sentarse en la mesa negociador­a para exigir la máxima calidad de la empresa a la dirección, que se respeten los puestos de trabajo, y para enseñar las instalacio­nes al gobierno, que aún no las ha visto”. Pero hay una línea roja: “No negociarem­os el cierre. Hay 300 familias que dependen de esta fábrica y un 80% son trabajador­es de Montcada y pueblos vecinos”.

 ?? GEMMA MIRALDA ?? Trabajador­es en el interior de la cementera Lafarge, que dentro de dos años cumplirá un siglo de vida
GEMMA MIRALDA Trabajador­es en el interior de la cementera Lafarge, que dentro de dos años cumplirá un siglo de vida
 ?? GEMMA MIRALDA ?? Vecinos de Montcada i Reixac ante la instalació­n que el Ayuntamien­to desearía clausurar
GEMMA MIRALDA Vecinos de Montcada i Reixac ante la instalació­n que el Ayuntamien­to desearía clausurar

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