El PSOE identifica sus grandes retos
Sánchez deberá encarar, si gana, el conflicto catalán, la financiación y las pensiones
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, está tan convencido de que tras las próximas elecciones generales logrará ser presidente del Gobierno como lo estaba José Luis Rodríguez Zapatero ante los comicios del 2004. La diferencia es que ahora muchos en el PSOE, fieles o críticos con Sánchez, piensan que todo es posible ante el nuevo escenario político que se abrirá con la irrupción de dos nuevos actores, Podemos y Ciudadanos, incluido el regreso a la Moncloa. Casi todos están de acuerdo ya, también, en que la pelea por el primer puesto será entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, y colocan a Pablo Iglesias en la tercera posición y a Albert Rivera en la cuarta. Los escaños que unos y otros sumen, y los pactos que unos y otros sean capaces de fraguar, ha- bida cuenta de que la mayoría absoluta ya parece una galaxia muy lejana que nunca se volverá a alcanzar, determinará quién asaltará finalmente los cielos y quién se hundirá en la miseria de la oposición.
Ahora bien, ante la posibilidad de que Sánchez logre su objetivo de llegar a la Moncloa, en el PSOE tienen identificados los tres grandes desafíos que se encontrará sobre la mesa. Tres auténticas “patatas calientes” que Rajoy le dejaría en herencia, y ante las que muchos en el PSOE se echan a temblar debido a su gravedad: la situación de Catalunya, el nuevo modelo de financiación autonómica y la reforma del sistema público de pensiones. El escenario de crecimiento económico y creación de empleo previsto en España puede representar un alivio, pero los tres retos requerirán algo más –mucho más- para tratar de solucionarlos.
El “desafío soberanista”. Sánchez sabe qué es lo que no hay que hacer ante la cuestión catalana: justo lo que ha hecho Rajoy. “El desafío soberanista en Catalunya se podía haber evitado si Rajoy no hubiera estado en la Moncloa”, asegura. Rajoy y Artur Mas son quienes más se convienen, en su opinión, porque sus posturas encastilladas se retroalimentan. Pero su mensaje a Catalunya es que a él tampoco le gusta la España que está construyendo Rajoy. Ni la que sueña Mas: “En un mundo interconectado, la independencia no es la libertad, sino el aislamiento”. Y su respuesta a este reto es una reforma de la Constitución, en clave federal, que permita un mejor encaje de Catalunya en España, además de reforzar su autogobierno y mejorar su financiación. La reforma que propone tiene, entre sus claves, la inclusión del principio federal en el título preli- minar de la Constitución; incluir a las actuales comunidades por su nombre; o reformar el Senado para convertirlo en una “eficaz cámara” de representación territorial, clarificando sus funciones. Además, su propuesta incluye el principio de lealtad federal e institucional, además de impulsar los instrumentos de cooperación entre las administraciones; clarificar la distribución de competencias entre los distintos niveles del Estado para reducir la conflictividad, y conseguir “un autogobierno de mayor calidad” en las comunidades que, como suele decir, “tengan vocación de autogobierno”. Todo ello, garantizando “un gobierno compartido que preserve el interés general”, reconociendo “las singularidades” de Catalunya y otras autonomías, pero sin vulnerar los principios de soberanía nacional y de igualdad de derechos de todos los españoles.
La cuadratura del círculo. Otro intenso debate que Sánchez habrá de asumir si llega a la Moncloa es la reforma del siempre peliagudo sistema de financiación autonómica. El actualmente en vigor, obra del Gobierno de Zapatero en el 2009, es un galimatías del que reniegan ahora, para empezar, todas las comunidades autónomas gobernadas por el PSOE. Tanto, que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, pudo ironizar en el último Consejo de Política Fiscal y Financiera: “Juraría que alguien tiene que ser el padre de esta criatura”. La propuesta de Sánchez pasa por constitucionalizar los elementos esenciales de un sistema de financiación conforme a los principios de autonomía financiera, suficiencia, solidaridad, equidad interterritorial, corresponsabilidad y cooperación, mejorando con ello la financiación de las comunidades, singularmente la de Catalunya. Cómo se consigue eso es otro cantar, y al respecto habría además discrepancias entre el PSOE y el PSC, que defiende incluir, entre los principios citados, el de ordinalidad.
Pensiones. En el PSOE son muy conscientes de que el actual sistema público de pensiones es poco menos que insostenible. Y que no se puede parchear eternamente recurriendo a la hucha de la Seguridad Social. Pero, según Pedro Sánchez, lo que ha puesto en cuestión la sostenibilidad del sistema es la “contrarreforma laboral” de Rajoy. A su juicio, la reforma laboral del PP ha provocado que las cotizaciones de muchos trabajadores sean “ínfimas” y, en consecuencia, no se pueda financiar y sostener el sistema de Seguridad Social. Esto explicaría, además, que en esta legislatura Rajoy haya gastado más de 30.000 millones de euros del fondo de reserva, es decir, de la hucha de las pensiones. La reforma laboral del PP, en su opinión, ha provocado que los trabajadores tengan sueldos de los años noventa, debido a una devaluación salarial sufrida por la clase media y trabajadora. Este desafío, para el líder del PSOE, estaría “garantizado” con una reforma laboral diferente. Y también apunta que el sistema de pensiones, en el medio plazo, necesitará financiación complementaria por la vía de los impuestos.