Vivir bajo el terror
El Shin Bet cree que jóvenes colonos radicales quieren cometer grandes atentados
La muerte de un niño palestino por una bomba incendiaria ha destapado la existencia de un terrorismo integrista judío que se dedica a añadir todavía más dolor a la ya de por sí torturada vida de los palestinos que viven en Cisjordania.
Los dos asesinos del bebé palestino Ali Dawabshe pertenecen a un grupo derechista radical israelí cuyo objetivo final es desestabilizar el régimen israelí y crear un cambio de sistema. Así opinan los servicios secretos israelíes Shin Bet, que investigan los hechos ocurridos el viernes pasado en el incendio en la casa de la familia palestina de la aldea de Duma, cerca de Nablús.
Como resultado de la bomba incendiaria, supuestamente lanzada por dos jóvenes colonos, resultaron gravemente heridos el hermano del bebé, de cuatro años, y sus padres, estando los tres aún ingresados en cuidados intensivos del hospital Soroka.
Según las autoridades, el centro de acción de los radicales está en las colinas de Cisjordania en las que estos jóvenes se asentaron de forma ilegal. Todos ellos cambian de residencia con frecuencia, desplazándose por todo el país. Se trata de jóvenes, algunos de ellos menores y otros de 23-24 años, que nacieron ya en plena ocupación de Cisjordania y que rechazan cualquier tipo de concesión en lo que llaman la gran Tierra de Israel, o la Judea y Samaria bíblicas. En el pa- sado siempre fueron definidos como “malas hierbas”, pero ahora, tras el reciente incendio de la iglesia de los Panes y de los Peces, junto al mar de Galilea, y especialmente tras el último ataque en el que quemaron vivo al bebé, el Gobierno estudia la aprobación de medidas similares a las que aplica contra supuestos terroristas pa- lestinos, como por ejemplo las detenciones administrativas.
En los últimos años, todas sus acciones tenían como objetivo disuadir al Gobierno y a las fuerzas de seguridad de evacuar casas o enclaves ilegales. Según el Shin Bet y el Ministerio de Defensa, querrían dar un golpe de Estado para instalar un régimen basado en la halajá (la ley religiosa judía).
El Shin Bet cree que el cambio ideológico de los llamados jóvenes de las colinas ocurrió a finales del 2014. Llegaron entonces a la conclusión de que los ataques llamados Tag Mejir (lista de precios), un violento ojo por ojo, se quedaba corto. La quema de mezquitas ya no era suficiente, así que aprobaron un plan mucho más amplio. Dicho plan fue encontrado en la casa del joven ultraortodoxo Moshé Orbaj, en el barrio de Bnei Brak –cerca de Tel Aviv–, acusado hace pocos días de ser el responsable del incendio de la iglesia de los Panes y de los Peces. Orbaj, de 24 años, redactó un documento, El reino de la maldad, en el que refleja la infraestructura ideológica que justifica una escalada en los ataques contra templos musulmanes y cristianos, y contra palestinos en general, y enseña todo tipo de sistemas para huir del seguimiento por parte de las fuerzas de seguridad.
Meir Etinger, de 23 años, habitante del enclave ilegal de Givat Ronen, en el norte de Cisjordania, publicó ideas similares justificando la lucha contra los palestinos por un lado y contra las instituciones del Estado de Israel por el otro, en un artículo publicado en una página web. Etinger es uno de los nietos del rabino Meir Kahana, líder del grupo ultraderechista Kaj, declarado ilegal. En los tribunales obligaron a Etinger a principios de este año a abandonar Cisjordania, trasladándose a la ciudad de Safed.
Desde que la policía y el Shin Bet detuvieron y presentaron acusaciones en los tribunales contra varios de los supuestos responsables, el grupo pasó a actuar clandestinamente. Están divididos en pequeñas células –sin conexión entre ellas y que actúan de forma independiente– y están dispuestos a ir a la cárcel durante largos periodos si eso sirve a su causa, que pretende desestabilizar el sistema y crear el caos en el país.
El gran temor del Shin Bet es que estos grupúsculos intenten incendiar la región atentando sobre todo contra la explanada de las Mezquitas o monte del Templo, en Jerusalén, probablemente el lugar más sensible y explosivo de Oriente Medio.
Los llamados ‘jóvenes de las colinas’ son hoy más extremistas y aspiran a un régimen basado en la ley judía