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El notable aumento en la venta de vehículos el pasado julio, y el hundimiento de la Bolsa de Atenas después de estar cinco semanas cerrada.
TRAS cinco semanas de cierre, la bolsa griega abrió ayer con un desplome de las cotizaciones del 16% que afectó especialmente a los bancos, con una caída de casi el 30%; las empresas de servicios públicos han bajado, de media, más de un 19%; las compañías industriales se dejaron un 17%; las de telecomunicaciones perdieron un 12%, y las energéticas han retrocedido, de media, un 10%. Una caída que apenas se notó en el resto de las bolsas europeas, que se elevaron, en general, en relación con los índices del pasado viernes.
El derrumbe del mercado griego estaba previsto, especialmente en el sector bancario. Desde que en diciembre del año pasado la coalición de la izquierda radical Syriza se hizo con el poder, los depositantes han retirado hasta 40.000 millones de euros de las instituciones financieras. El encontronazo del Gobierno con Europa, el subsiguiente control de los capitales, el corralito, la victoria del no en el referéndum sobre las propuestas de la antigua troika y las cesiones de Alexis Tsipras a los acreedores europeos para un tercer rescate no han hecho más que incrementar la incertidumbre en un país en el que la crisis económica ha supuesto, desde el 2007, que la bolsa griega haya perdido hasta un 85% en sus cotizaciones. Un desastre sin paliativos.
El desplome, que al comienzo de la sesión llegó a alcanzar los 23 puntos porcentuales, se debió a la gran oferta de ventas y a la escasa demanda. A pesar de las fuertes limitaciones impuestas por las autoridades financieras a los inversores griegos, estos trataron de obtener liquidez y los inversores extranjeros, no sujetos a aquellos drásticos controles, trataron de sacar el máximo beneficio comprando barato. De ahí que la bolsa abriera con una espectacular caída que, más tarde, se fue atenuando. Según la mayoría de expertos, la bolsa griega seguirá descendiendo hasta que los bancos en mejor situación hayan tocado fondo y se produzca un rebote.
Pero la bolsa no se repondrá del batacazo de ayer hasta que no se haya resuelto, si es que finalmente llega, el acuerdo para el tercer rescate que puede alcanzar los 86.000 millones de euros. Por lo que hace a la economía griega, cuya prima de riesgo se situó ayer por encima de los 1.100 puntos, las perspectivas siguen siendo muy negras, debido sobre todo a la inmensa deuda que no para de crecer, mientras la confianza de los griegos en salir de esta situación sigue cayendo en vertical.
En todo caso, es evidente que la solución que quiere imponer Europa a los griegos sigue pasando por retorcer la tuerca y, así, es difícil una salida a medio plazo.