EE.UU. autoriza ataques aéreos en defensa de sus aliados sirios
Durante meses, el programa del Pentágono para formar a insurgentes sirios moderados se ha enfrentado a problemas de reclutamiento, despidos o deserciones.
Barack Obama considera, sin embargo, que esa estrategia es la válida en un conflicto de múltiples aristas en el que el enemigo, el dictador Bashar el Asad, se convierte en “amigo” en la lucha contra la expansión del Estado Islámico (EI). Así que el presidente de Estados Unidos, en socorro de los rebeldes forjados en su escuela de entrenamiento, ha autorizado el uso del apoyo aéreo cuando ese grupo sea atacado.
Esta decisión fomenta por primera vez el riesgo de que se produzca un enfrentamiento directo entre los militares estadounidenses y las tropas gubernamentales del presidente El Asad.
Fuentes oficiales de EE.UU. citadas por The Wall Street Journal aseguraron que esta decisión es el resultado de un largo debate sobre el papel que la fuerza militar estadounidense ha de jugar a la hora de sustentar a sus aliados en el campo de batalla de Siria.
El Gobierno de Rusia, fiel aliado de El Asad, advirtió de inmediato que la medida de la Casa Blanca únicamente beneficiará al EI. “Esto conducirá a una situación de la que pueden aprovecharse los terroristas del Estado Islámico”, replicó Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin.
Una portavoz del Pentágono insistió en que el primer y principal objetivo es combatir al EI. Y el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Alistair Baskey, señaló que el programa de entrenamiento también incluye una amplia protecció defensiva. “Sin entrar en detalles específicos –declaró a Reuters– ya dijimos que tomaríamos los pasos necesarios para asegurar que esas fuerzas pueden cumplir su misión con éxito”.
Pero entre los uniformados estadounidenses también se constata la preocupación de que esta política cause de manera in- advertida un conflicto con Siria.
El primer contingente de fuerzas rebeldes formado por Estados Unidos, desplegado en el norte del país, fue atacado el viernes. Todo apunta a que esa embestida la realizaron miembros de Al Qaeda, que también están enfrentados al EI. Ese ataque provocó el primer bombardeo aéreo lanzado por EE.UU. en su defensa.
De esta manera concluyó el largo debate y se abrió una nueva etapa. A pesar de estas nuevas normas, los jefes del Pentágono han rebajado las posibilidades de que haya una confrontación directa con los militares sirios. Al menos por el momento. Estos rebeldes moderados han sido destinados a zonas bajo el dominio del EI y considera que el régimen de El Asad evitará entrometerse.
Estados Unidos lanzó el programa con la intención de formar a unos 5.400 rebeldes en un año. Este programa emerge como el examen a la estrategia de Obama de buscar cooperadores locales para combatir el extremismo sin poner “botas estadounidenses” sobre el terreno.
La orden puede provocar un conflicto directo con las tropas del Gobierno de Bashar el Asad