La Vanguardia (1ª edición)

Salman devuelve ‘su’ playa a los franceses

El rey de Arabia Saudí se marcha de la Costa Azul veinte días antes de lo previsto

- ANNA BUJ

El rey Salman de Arabia Saudí ya ha abandonado la Costa Azul. Después de la polémica que ocasionó al cerrar la playa cercana a su villa en Vallauris Golfe-Juan, el monarca saudí ha interrumpi­do su estancia en Francia antes de tiempo y ya se encuentra veraneando en Marruecos. El pasado fin de sema- na, un avión se llevó al séquito más afín al rey, entre el descontent­o de los comerciant­es y hoteleros que aplaudían la generosida­d de los visitantes.

Se pone fin así a la controvers­ia que había levantado el cierre de la pequeña playa de la Mirandole, que ayer fue reabierta al público. El caso de la primera privatizac­ión de una playa en Francia había movilizado a los vecinos, que reunieron más de 150.000 firmas en contra. “Estamos muy contentos. En agosto normalment­e hay muchos veraneante­s, es tranquila y calmada”, dice Daniel Guillamino­t, que fue quien descubrió las vallas que la prefectura regional de los Alpes Marítimos estaba instalando a su alrededor, y quien avisó a los ecologista­s. “Es que no era sólo la playa –precisa–. A través de ella se accede a una pequeña cala nudista, y también prohibiero­n todos los caminos de ronda, tan agradables en verano”.

El enfado de los vecinos, que pedían respeto a la ley de Costas, se extendió rápidament­e por un caso de machismo. Aparenteme­nte, Salman habría pedido que la guardia de seguridad a cargo de la villa y el túnel de acceso a la playa estuviese sólo formada por hombres, denunció un sindicato policial. El deseo del rey encendió de nuevo los titulares.

Se desconocen los motivos por los cuales el monarca ha acortado su estancia, prevista hasta el 20 de agosto. La prensa local especula con hipótesis, desde la polémica hasta su incomodida­d por el relanzamie­nto de las relaciones entre Francia e Irán tras la firma del acuerdo nuclear. El ministro de Exteriores, Laurent Fabius, visitó Irán la semana pasada y extendió una invitación del Elíseo al Gobierno iraní, algo que no habría gustado a Arabia Saudí.

En todo caso, la partida de Salman y su corte es mala noticia para los comerciant­es de la Costa Azul. Mientras los más cercanos al rey se alojaban en su villa, el resto del séquito, unos 600 saudíes, se hospedaban en hoteles en la vecina Cannes.

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