La Vanguardia (1ª edición)

Dirceu vuelve a ser detenido, acusado de diseñar la corrupción en Petrobras

- ROBERT MUR

José Dirceu estaba predestina­do a ser presidente de Brasil, a suceder a Lula, de quien fue su mano derecha cuando el Partido de los Trabajador­es (PT) logró por fin el poder en el año 2003. Pero la corrupción se cruzó en su camino y su lugar fue ocupado por Dilma Rousseff. Ayer, Dirceu volvió a ser detenido, ahora implicado en el escándalo de la millonaria rapiña en Petrobras, la petrolera estatal.

Uno de los arrepentid­os de este macroproce­so por corrupción que pone en jaque el sistema político brasileño acusa a Dirceu de haber recibido al menos 2,6 millones de euros –en efectivo y en especie– de una contratist­a de la petrolera. Los cobros en especie habrían servido para pagar desde taxis aéreos hasta reformas en la casa del expolítico.

“Dirceu fue responsabl­e de diseñar el esquema cuando aún era ministro de la Casa Civil”, declaró ayer el fiscal Carlos Fernando Lima. Desde esa cartera, equivalent­e a la de Presidenci­a o de un primer ministro –que ocupó entre el 2003 y el 2005– el ex número dos de Lula habría influido en la contrataci­ón de un directivo de la petrolera, que resultó clave en la desviación de fondos. “Aceptó (Dirceu) la contrataci­ón de Renato Duque para la dirección de Servicios de Petrobras y esa dirección comenzó todo un trabajo de cooptación de empresas contratist­as, dando inicio al esquema (de corrupción) en la compañía”, añadió el fiscal.

De esta manera, la justicia se acerca cada vez más a Lula. El exmandatar­io está siendo discretame­nte investigad­o aunque no existe ninguna imputación ni pruebas contra él, ni contra Rousseff. Sin embargo, la oposición acusa a ambos de ser las cabezas de la trama de corrupción.

La historia se repite. Dirceu, que como presidente del PT logró llegar al poder junto a Lula, puso fin abruptamen­te a su carrera política en el 2005 cuando se vio obligado a dimitir por el escándalo del mensalao, una trama de tráfico de influencia­s para comprar desde el Gobierno voluntades y votos de le- gisladores. Entonces Lula también fue investigad­o, pero salió indemne. Al contrario que Dirceu, que en el 2012 fue condenado por aquel caso a diez años de cárcel, aunque tardó un año en ingresar.

Sin embargo, en el 2014, poco después de la reelección de Rousseff, Dirceu salió de la cárcel para cumplir su pena en arresto domiciliar­io en su casa de Brasilia, donde ayer fue nuevamente detenido. La policía también detuvo a su hermano, socio en la consultora familiar que habría servido para cobrar el dinero desviado.

El cerco se estrecha contra Lula y Rousseff, que sigue hundiéndos­e en las encuestas de popularida­d, mientras un sector de la oposición pide el impeachmen­t.

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