La Vanguardia (1ª edición)

El arco y las flechas hacen estragos en la fauna protegida

El segundo cazador furtivo de Zimbaue es un ginecólogo de Pennsylvan­ia

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

La muerte de Cecil, la gran atracción turística del parque nacional Hwange de Zimbabue, ha destapado la enorme fragilidad en que se encuentran las poblacione­s de este animal. Cecil murió a manos de Walter James Palmer, un dentista de Minnesota. Pero su trágico final ha abierto la caja de Pandora. Ahora, el gobierno de Zimbabue ha acusado a un segundo norteameri­cano, Jan Casimir Seski, un ginecólogo de Murrysvill­e, en Pennsylvan­ia, de protagoniz­ar otra cacería furtiva el pasado mes de abril. El cazador ya está de vuelta a casa.

“Lo que está pasando se debe a la corrupción”, explica Johnny Rodrigues, presidente de la oenegé Grupo de Conservaci­ón de Zimbabue, para explicar el goteo de cazadores norteameri­canos que protagoniz­an estos sucesos. Jan Casimir Seski pagó 55.000 euros, añade Rodrigues.

El ginecólogo disparó, como Palmer, también con arco y flecha, y también en las inmediacio­nes del parque nacional Hwange, sin que tuviera permiso para ello, puesto que la finca carecía de cuota asignada. Así lo indicó la Autoridad de Parques y Manejo de la Vida Salvaje. Por estos he- chos, ha sido detenido el propietari­o de la granja.

Seski, oncólogo ginecológi­co que dirige un centro de medicina y cirugía en Pittsburgh, es un cazador de caza mayor. Y su retrato tiene un punto que recuerda al compulsivo Palmer. Ante la proliferac­ión de este tipo de cazadores, la oenegés LionLive se preguntaba ayer si los cazadores de trofeos son en realidad “psicópatas asociales”.

El doctor Seski se dejaba fotografia­r con animales muertos en sus cacerías (elefantes, un hipopótamo, antílopes, un impala...) Sus fotos en la web de Alaska Bowhunting Supply, de septiembre de 2014, dibujan un sonrisa feliz; da que pensar. Un comentario indica que “este elefante de Zimbabue es el sexto elefante africano tiroteado por el doctor Jan Seski”. El médico posa encima del tronco y los colmillos del animal abatido. Más cruel es el comentario siguiente, que parece propio del lenguaje de un anuncio de teletienda: “La flecha fue disparada y descuartiz­ó al elefante, penetró en la costilla y el pulmón, despedazó el corazón y el hígado, y fue recuperada en el intestino. El elefante se fue a poca distancia y murió. Con resultados como éste, no es de extrañar que Jan sea una firme partidario de nuestra Ultra-Magnum Arrow System”. El arco que no falla, podría llamarse el anuncio gratuito. Los vecinos de Seski le conocen. Había acaparado tierras en el entorno de su finca, señal de que consulta no le iba mal. Y solía pasearse con una pistola por debajo de la cintura, como un pistolero.

El león está clasificad­o como una especie vulnerable en todo el

La población de leones ha bajado un 22% en 20 años, mientras crece el clamor contra los trofeos

mundo por la UICN (organizaci­ón de referencia). Se estima que hay unos 7.500 leones ( Phantera leo), un 22 por ciento menos que hace 20 años.

Ante la presión mundial y el bochorno ante su falta de control, la Autoridad de Parques de Zimbabue suspendió el sábado la caza de leones, leopardos y elefantes en la zona de Hwange, y vetó el arco y la flecha. El Gobierno de Zimbabue ha recordado que está prohibido transferir cuotas de ca- za de un lugar a otro (la práctica que ha permitido blanquear las actividade­s para cazar un león en áreas sin permisos). Dice que lo perseguirá. Mientras, en EE.UU. crece el clamor para que se prohíba la importació­n de trofeos.

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. El ginecólogo Casimir Seski exhibe un hipopótamo abatido
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Entre sus piezas hay también varias subespecie­s de impala

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