De nuevo con el acordeón
Julieta Venegas adelantó en el festival de Cap Roig canciones de su inminente nuevo álbum ‘Algo sucede’
Cuando faltan casi dos semanas para que aparezca su nuevo disco, Algo sucede, la cantante y artista mexicana Julieta Venegas regresó ayer a los escenarios españoles no tanto para mostrar el contenido de su nueva obra, sino para exhibir un nuevo cambio en su propuesta. A su llamada, el público fiel se dio cita en el escenario de los jardines de Cap Roig, ocupando su aforo en un ochenta por ciento según la organización.
La velada transcurrió placenteramente, sin altibajos, sin tensión ambiental ni emoción desatada, pero sí con una profesionalidad, exigencia musical y empatía incontestables. Corría un aire agradable y la cantante apareció puntual a las diez de la noche, con cinco músicos metidos en faena desde el ring inicial, multiinstrumentistas y dominadores de un repertorio amplio en el tiempo y variado estilísticamente, al menos cuando fueron concebidas las canciones. Porque si algo caracterizó el entretenido concierto de anoche fue una cierta uniformidad rítmica con que Venegas y sus músicos empaparon la mayoría de los temas del amplio repertorio ofrecido. Un similar fondo rítmico, muy marcado, que en algún caso llegó a transformar notablemente alguna composición, como fue el caso con la por otra parte preciosa Algo está cambiando. Por otra parte, este tempo más veloz pro- duce que las canciones se vayan sucediendo una tras otra casi sin pausa. Por eso, el cancionero desplegado anoche se alargó casi hasta los veinticinco títulos... que los acabaría despachando en menos de hora y media.
Como decíamos, aunque la razón oficial de sus conciertos españoles es su nuevo disco, de esta obra aún ignota poco adelantó. Ya lo dijo ella misma al finalizar el segundo corte de la noche, Te vi (arrancó con Bien o mal), cuando saludó al respetable: “Qué lindo verlos, estamos siempre muy felices de volver a estas tierras; vamos a tocar una mezclita de todo”, y en ese todo se pudieron oír algunos cortes novedosos como Ese camino o Porvenir.
El cambio de rumbo al que se aludía al principio de etsas líneas va directamente realacionado a algo similar que Venegas había protagonizado con su anterior álbum, el sonoramente rupturista Los momentos, en donde sin caer en la electrónica había recurrido profusamente a los sintetizadores. Aquel viraje no debió satisfacer a todas las partes, porque por lo visto y oído anoche, el nuevo regate musical la devuelve un poco a su pasado, comenzando con el regreso de su acordeón, con el que abrió la velada aunque no abusara de él, y con unos desarrollos vocales plenamente veneguianos. Es en el trabajo rítmico, en la estructura de la canción pop y en el énfasis sonoro de los bajos y la percusión donde la brillante artista dio el mayor cambio de matiz.
Contando con un repertorio tan sólido como el que ella atesora – Andar conmigo, Limón y sal, Lento, Debajo de mi lengua, Me voy, Sería feliz–, con una voz inconfundible y una envidiable conectividad, esos virajes no son más que anécdotas.
La cantante ofreció un generoso repaso a su repertorio, con rítmica muy marcada y alta velocidad