La nadadora sin límites
Katie Ledecky bate el récord mundial de 1.500 m libre en una exhibición técnica
“Ha sido el récord del mundo que menos me ha costado batir. Siendo honesta, me ha parecido bastante fácil. No he tenido que batir mucho de piernas. Es la demostración de mi estado de forma actual. Y me ha sorprendido estar así en unas preliminares. ¡Estaba tan relajada...!”. Sincera y humilde, Katie Ledecky trataba de explicar con naturalidad cómo se había gestado un nuevo récord del mundo en 1.500 m libre. Un 15m27s71 que quedaría para la historia de no ser que, a sus 18 años, la estadounidense aún tiene una larga carrera deportiva por delante para volver a sorprender con unos registros descomunales. Desde que hace dos años, cuando con 16 consiguió batió en Barcelona la plusmarca que poseía su compatriota Kate Ziegler desde el 2007, época del poliuretano, Katie ha rebajado el récord de esta prueba en 15 segundos. En ese tiempo ha superado sus mejores registros hasta en cuatro ocasiones.
Es indudable que Ledecky tiene una capacidad natural para las pruebas de fondo. De no ser así no dominaría desde esos 16 años en que se destapó el ranking de 800 m y de 1.500 m libre y, desde la campaña pasada, también en el 400 m. Nadie ha podido batir sus marcas en estos años, como tampoco nadie ha podido poner en riesgo los récords del mundo que atesora en las tres distancias. Aunque Ledecky también ha conseguido alcanzar una perfección técnica inaudita y optimizar sus recursos a fuerza de disciplina. Unas virtudes que se suman al trabajo de su entrenador, Bruce Gemmell, que trabaja con ella en el club de toda la vida, en el gran área metropolitana de Washington DC.
“Bruce me dijo que no me desgastara, que nadara los primeros 900 metros a ritmo, 300 de aceleración y los últimos 300 a mi criterio. La verdad es que me he sentido con muchas fuerzas desde el inicio”, reveló la nadadora. Aunque nadar a ritmo significó en realidad para Katie cubrir los primeros 100 m en menos de un minuto para partir ya de entrada en tiempo de récord del mundo. A partir de ahí, todos sus largos fueron en torno a los 31 segundos hasta alcanzar el 1.400. Un ritmo que fue capaz de mantener y medir con precisión sin sacar los pies del agua gracias a una técnica que le ha permitido obtener un sorprendente nivel de flotabilidad. Esa velocidad constante sin el desgaste de la batida de pies –el movimiento que consume más oxígeno en el estilo libre– le permitió llegar a los dos últimos largos con un segundo de margen sobre su propia plusmarca. Pero si en sus anteriores tres récords del mundo de la prueba, Ledecky ya había empe- zado a meter pies mucho antes, ayer se permitió el lujo de reservar la batida para el último largo, en el que rebajó más de un segundo su ritmo. Su principal rival, la danesa Lotte Friis, empleó 27 segundos más que la estadounidense en la serie. Como en su debut en el 400 m libre, Katie nadó toda la prueba en solitario y, en la serie mundialista de las mejores marcas, llegó a doblar a varias rivales.
“Estoy un poco sorprendida, pero batir un récord tiene mucho de mental”, añadió Ledecky, quien confesó que en la final de hoy sería más difícil conseguir otro récord. Que la estadounidense lo probase ayer por la mañana, con el suficiente tiempo de recuperación entre las preliminares de 400 m libre del domingo y la final de 1.500 m de hoy, no fue casual. “En las finales gastas más energía, pero espero hacer otra buena carrera. Nunca sabes lo que pueden deparar”, dijo Katie, quien también tiene en su programa el 200 m libre, donde se medirá con su compatriota Missy Franklin, y el relevo 4x200 m libre.
“Ha sido el récord del mundo que menos me ha costado batir; me ha parecido bastante fácil” Desde que hace dos años batió el récord de Ziegler en Barcelona, lo ha rebajado en 15 segundos