China, la magia en transformación
No importa cuántas veces se haya estado en China, porq u e si e mpre hay una excusa para regresar. Y es que este inmenso país se ha convertido
en una de las referencias del turis
mo internacional por sus paisajes y cultura, por la gastronomía y por sus magníficas ciudades. Proponemos una ruta por el este del país, en el triángulo que forman Pekín, Shanghái y Xian.
Pekín, la capital del país desde hace 850 años y con una historia
milenaria a sus espaldas, es una de las cuatro grandes antiguas ciudades de China que sorprende por sus arraigadas tradiciones y las espléndidas construcciones, que nos remiten a un pasado glorioso, pero también por sus modernos barrios, su vitalidad y la originalidad de los nuevos edificios.
La Ciudad Prohibida es una de las atracciones de Pekín. Fue el hogar de los emperadores de las dinastías Ming y Qing y es el complejo palaciego más grande del mundo. Visitarla es como rebobinar hasta principios del siglo XX, cuando los emperadores aún disfrutaban en este lugar hoy tan transitado de un poder omnipotente en la soledad de la corte. La Ciudad Prohibida acoge además un museo, donde se pueden admirar las magníficas colecciones imperiales de arte chino.
CALLEJUELAS CON HISTORIA Otra visita muy recomendable para conocer el pasado de la ciudad son los barrios de los siheyau, edificios construidos alrededor de patios, y los hutones, los callejones típicos del Pekín viejo, muchos de los cuales fueron destruidos antes de los Juegos Olímpicos de 2008. Tampoco deberíais perderos la Ópera de
Pekín, un tesoro cultural de China, ni la 798 Art Zone, con lo mejor del arte moderno. Y una visita a la Gran
Muralla, a pocos kilómetros de Pekín, es imprescindible.
Shanghái, en la costa del mar de China, es la ciudad más poblada del país y un auténtico centro neurálgico para la industria y las finanzas, lo que ha revertido en su vida cultural y social, vibrante y llena de actividad. Además, Shanghái combina la modernidad de los grandes rasca
cielos con los edificios coloniales en una inmensa urbe dividida por el río Huangpu, con el Bund a un lado, la zona más tradicional de edificios clásicos, y el Pudong al otro, el verdadero epicentro de la modernidad y las tendencias más cosmopolitas, con edificios como la torre de la
Televisión, el símbolo de la ciudad, también llamada la perla de Orien-
LA CIUDAD PROHIBIDA DE PEKÍN, EL BARRIO FINANCIERO DE SHANGHÁI Y LOS FAMOSOS GUERREROS DE TERRACOTA DE XIAN SON LOS VÉRTICES DE UN TRIÁNGULO MÁGICO PARA CONOCER CHINA
te, la torre Jin Mao o el Shanghai World Financial Center.
La época del opio en el siglo XIX marcó profundamente la historia de la ciudad, y provocó que Shanghái cayera en manos de las potencias occidentales. Fue cuando se empezaron a construir los edificios co
loniales que aún pueden verse hoy y la ciudad adquirió su propia personalidad. Para conocer Shanghái, no hay nada como dejarse atrapar por su ritmo trepidante y acercarse hasta la plaza del Pueblo, el centro administrativo de la ciudad. Otra opción, si se prefiere la tranquilidad, es un recorrido por el jardín
Yuyuan, uno de los más bonitos del país, o pasear por el parque del Siglo, en el área de Pudong, la mayor zona verde de Shanghái. También vale la pena un paseo por el barrio de Xintiandi, con sus shikumens del siglo XIX, que hoy se han reciclado en librerías, cafeterías y restaurantes; o por el afrancesado barrio Tianzifang, donde encontraréis las mejores y más bonitas tiendas de artesanía y galerías de arte.
El triángulo se cierra en la populosa ciudad de Xian, con una visita a los famosos guerreros de terraco
ta, descubiertos en 1974. La ciudad, que fue el centro político de la China imperial y uno de los enclaves de la mítica Ruta de la Seda, preserva aún ese aire antiguo que la ha hecho famosa en el mundo. Visitad la muralla de la ciudad, el templo budista Da Ci’en o el barrio musulmán y no os arrepentirés de haber llegado hasta este extremo del triángulo.