La Vanguardia (1ª edición)

El “regalo de Egipto al mundo”

-

EN medio de una grave crisis turística a causa del terrorismo yihadista, Egipto protagoniz­ó ayer un acontecimi­ento excepciona­l con la ceremonia de apertura del desdoblami­ento del canal de Suez que, inaugurado en 1869, comunica el océano Índico con el Mediterrán­eo. Una obra de dimensione­s colosales que permitirá duplicar la capacidad de tránsito por el canal, cuya construcci­ón se ha ejecutado en tan sólo un año, y los casi 8.000 millones de euros de coste han sido financiado­s con la emisión de bonos del Estado que únicamente han podido suscribir ciudadanos egipcios.

El presidente Abdul Fatah al Sisi, un año después del golpe de Estado que derrocó al gobierno islamista, afirmó en el acto de inauguraci­ón de la faraónica obra que se trata de “un regalo de Egipto al mundo”. Sorprendie­ndo a propios y extraños, la ejecución de la ampliación de 37 de los 150 kilómetros con que cuenta el canal y del desdoblami­ento de otros 35 kilómetros –lo cual permite a partir de ahora el tránsito en ambos sentidos–, así como el “mayor drenaje de la historia”, que ha supuesto el desplazami­ento de 219 millones cúbicos de tierra para la utilizació­n de la vía fluvial para buques de mayor calado, es una obra faraónica que reducirá el tiempo del trayecto de las 18 horas actuales a 11 horas.

El acto de inauguraci­ón, al que asistieron representa­ntes de todo el mundo árabe, así como el presidente francés, François Hollande; el primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, y la ministra española de Fomento, Ana Pastor, fue un acto que, controlado por miles de militares y policías, constituyó un evento de carácter nacionalis­ta a tono con el que representa el Ejército egipcio desde el golpe de Estado de Gamal Abdel Naser, en 1953. Este nacionaliz­ó el canal tres años después, lo que originó la lla- mada guerra del Sinaí contra franceses, británicos e israelíes y que finalizó con la toma del control en 1957 por parte de los egipcios tras hundir varios buques que colapsaron el canal, estrategia que obligó a la coalición occidental a ceder. De ahí el símbolo nacionalis­ta que representa esta vía para los egipcios.

Orgulloso de su obra, Al Sisi prometió a su pueblo que la obra tendrá un impacto económico que se calcula de los 4.500 millones anuales de la actualidad a los 12.000 millones de euros para el 2023, sólo en lo que respecta al tráfico naval. Porque, además, la magna obra prevé la instalació­n de siete puertos, con áreas residencia­les y espacios para el turismo, así como una zona franca industrial para astilleros, refinerías y fábricas de automóvile­s que relanzarán la deprimida economía egipcia.

Por supuesto que todo ese proyecto de promoción económica dependerá de que el ejército tenga éxito en la represión del terrorismo yihadista, una lacra para Egipto y Oriente Medio, un reto para el que cuenta con el apoyo de la comunidad internacio­nal, sorprendid­a por la rapidez de ejecución de una obra de estas caracterís­ticas que ha supuesto la potenciaci­ón del crédito político del presidente Al Sisi, que ahora se propone la construcci­ón de una nueva capital del Estado en medio del desierto. En todo caso, su promesa de realizar la ampliación del canal en un año se ha cumplido sin que haya precisado de la financiaci­ón internacio­nal, lo que sin duda es todo un éxito. La fiesta de apertura contó con el desfile aéreo de cazas Rafale adquiridos a Francia el pasado mes de febrero con financiaci­ón de Arabia Saudí y Emiratos Árabes. Con esa obra, Egipto recobra importanci­a en la estrategia del comercio mundial y en la seguridad para el Oriente Medio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain