Meritorio bronce de Jessica Vall: piscina y ciencia
Jessica Vall se cuelga el bronce en 200 m braza tras su retorno a la élite después de licenciarse
“Lo de su edad es engañoso, porque Jessica no deja de progresar y tiene aún mucho camino por delante. Es una de nuestras opciones de final y ya veremos hasta dónde puede llegar”. Las recientes palabras de José Antonio del Castillo, director de alto rendimiento y entrenador jefe de la selección española de natación, eran sólo el preámbulo de un éxito que ayer se precipitó en Kazán. Contra pronóstico, tras meterse en las semifinales y en la final mejorando sus marcas, la catalana Jessica Vall se colgó ayer a los 26 años un sorprendente bronce en 200 m braza y batió el récord de España que ostentaba Marina García. Una me- dalla compartida con la danesa Rikke Pedersen –plusmarquista de la distancia, plata en Barcelona y la bracista que llegaba con mejor marca de esta temporada– y la china Shi Jinglin. Las tres detuvieron el crono en 2m22s88 para firmar un triplete inédito en un Mundial. El oro fue para la japonesa Kanako Watanabe, que conquistó así su primer título mundialista, y la plata, para la estadounidense Micah Lawrence, bronce en el 2013.
“Aún no me lo creo, cuando toqué la pared no sabía qué había pasado, no era capaz de ver nada y no sabía por qué el equipo lo estaba celebrando –confesó Jessica tras salir de la piscina–. Estoy muy feliz por haber conseguido la marca y, lógicamente, por la posición. Hemos luchado mucho para algo así”. Vall presumía hasta ahora del bronce que consiguió hace justo un año en el Europeo de Berlín, donde consiguió la marca que la llevó a Kazán (2m24s08). Era el fruto de dos años de trabajo intenso, después del largo paréntesis que decidió dar a la natación para centrarse en sus estudios de biología y en su trabajo en el laboratorio del Institut Hospital del Mar d’Investigacions Mèdiques.
Un año después, tras ver frustradas sus opciones hace dos años en el Mundial de casa, la de Kazán era su mejor opción, sobre todo con vistas a Río. Y Jessica no perdió la oportunidad. Su progresión estos días ha sido toda una exhibición de tesón y superación personal. Como la que le lleva a compaginar con éxito el trabajo, la investigación –cursa un master–, los entrenamientos y la vida familiar. En las series del jueves ya rebajó la marca que acreditaba, 12.ª de la temporada, para meterse en semifinales con el séptimo mejor tiempo (2m23s97). Esa misma tarde, en las semis, sabía tenía que volver a dar un pellizco al crono si quería estar en la final. Y también lo consiguió (2m22s90). En un día, Vall había sido capaz de lo que no había podido hacer en todo un año.
Pero si quería conseguir la gesta y
DE LA PISCINA AL LABORATORIO La catalana combina la natación con el trabajo, la investigación y la vida familiar
subir al podio tenía que volver a superarse y nadar aún por debajo de esas marcas. Era una misión imposible, pero tanto su entrenador, Jordi Jou, como ella decidieron no dar-