El PSOE duda de que el PP modifique la Carta Magna
Los posibles cambios abren una brecha en los populares
El debate sobre la reforma de la Constitución requerirá primero una reflexión en el seno del PP, donde no todos son partidarios del planteamiento del ministro de Justicia, Rafael Catalá, que abogó por una reforma para delimitar las competencias del Estado y de las comunidades autónomas. El PP es partidario de incluir en el programa electoral la no negativa a la reforma, siempre y cuando sea limitada y consensuada, como ayer informó La Vanguardia.
Ante esa divergencia de criterios, el PSOE no se fía de las verdaderas intenciones del PP, por lo que su secretario de política federal, Antonio Pradas, instó a los populares a plantear la reforma en el Congreso, para demostrar que su disposición a revisar la Constitución es sincera, y no una cortina de humo.
De todas formas, los socialistas recuerdan al PP que el PSOE ya trabaja en una reforma constitucional, con un comité de expertos que pone a disposición de los populares si realmente su voluntad es cambiar la Carta Magna. Los socialistas insisten en su propuesta federal, que incluye también una delimitación competencial, pero no como la de Catalá, sino que pasa por fijar en el texto constitucional qué competencias corresponden al Estado, y las demás, sin concretar, serían de las autonomías.
Las fuentes del PSOE consultadas creen que esta fórmula es más autonomista que la del Gobierno, porque reduciría las competencias asignadas al Estado, con lo que las comunidades autónomas tendrían más autogobierno, y se evitarían tentaciones recentralizadoras, sobre las que ayer se advirtió desde Catalunya y desde el País vasco. El diputado del PNV Pedro Azpiazu mostró su preocupación porque detrás de la propuesta haya un intento de restar competencias a las autonomías. La única reforma que apoyará el PNV, dijo, será la que reconozca a Euskadi como nación. Una posición similar a la de la presidenta de navarra, Uxue Barkos, que cree que la propuesta “entra dentro de la lógica”, pero discrepará con el PP a la hora de concretarla.
Por eso, desde el PP aclararon ayer que no se pretende que el Estado recupere competencias, sino que se clarifique a que administración corresponde cada una, como señaló el candidato a la Generalitat, Xavier García Albiol: “Se trata de plantear cuál sería el modelo o fór- mula mejor para que los servicios que se deben prestar, y la realidad que tiene el país, se recojan de forma más idónea”.
En la misma línea se manifestaron varios barones del PP como el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para quien el PP no pretende recentralizar y subrayó la importancia de clarificar qué ámbitos de actuación corresponden a cada administración, y evitar “esferas de solapamiento”, en la línea de Catalá. Feijóo cree, no obstante, que la cita electoral relativiza la propuesta.
El temor del PP es “abrir el melón” de la reforma constitucional, algo que la propia dirección descarta si no se han acordado antes los límites. El vicesecretario de acción sectorial, Javier Maroto, puso muchos peros al debate sobre los cambios constitucionales, porque “abrir sin más el debate de reforma, en este momento, puede servir también para que quienes quieren destrozar la Constitución se agarren a él como una excusa”. Así, si bien “todo se puede hablar”, hay que hacer una reflexión “serena” e interna para saber qué se propone, en qué condiciones y con qué acuerdos, argumentó Maroto.
Una posición a la que se sumó la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, e incluso el líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno: “Antes de marcar un objetivo en la vida pública uno tiene que saber dónde quiere llegar”, subrayó.
Los socialistas son partidarios de fijar sólo las competencias del Estado, y dejar el resto a las autonomías