La Vanguardia (1ª edición)

La isla de los catalanes

Cerdeña, sobre todo Cagliari, tiene una buena muestra de gótico catalán y sus costas son excelentes para el buceo

- ALBERT MOLINS RENTER Barcelona

En la isla de Cerdeña también hay rastros de la presencia catalana, especialme­nte en su capital, Cagliari, y no exclusivam­ente en la población de l’Alguer. Además es un paraíso para los amantes del buceo, a cusa del gran número de naufragios que se han producido en sus costas a lo largo de su historia y por los espectacul­ares fondos marinos que tiene la isla.

El santuario de la Virgen de Bonaria, en la piazza Bonaria de la capital, es un buen ejemplo de la arquitectu­ra gótica catalana en Cerdeña. Data de los primeros años del siglo XIV, cuando los catalanes habían empezado el sitio a la ciudad de Cagliari. Diseñada del mismo modo que una iglesia catalana, el edificio está hecho de bloques de piedra caliza. En la fachada se insertaron elementos de la iglesia destruida de San Francesco di Stampace. El interior tiene una sola nave, sin naves laterales, y termina con un ábside de planta poligonal. Las capillas laterales, en el lado sur, tienen bóvedas de cañón en sustitució­n del techo de madera original. El tamaño actual del santuario surgió de las obras de restauraci­ón llevadas a cabo a mediados del siglo XIX. Las pie- zas originales están en el presbiteri­o, la única parte de la construcci­ón que sobrevive del edificio original del siglo XIV, con una planta semidecago­nal cubierta por una bóveda de crucería.

El claustro de San Domenico, en la iglesia de los frailes dominicos, fue construido en la primera mitad del siglo XV y destruido en 1943, mientras que el contiguo claustro de planta cuadrada ha sobrevivid­o y ha conservado sus formas del gótico catalán original. En el ala oeste hay siete capillas que datan del siglo XV, con bóvedas de crucería y clave colgante.

El santuario de San Giacomo, flanqueado por los oratorios del Anime y el Crocefisso, fue construido en el siglo XV y es uno de los primeros ejemplos del gótico catalán en Cerdeña. A ambos lados de la nave central se abren cinco capillas. En el presbiteri­o se encuentra la capilla mayor, con bóveda y claves de estrella

La capilla aragonesa en la catedral de Santa Maria di Castello, que fue fundada en el siglo XIII en el barrio de Pisani, se convirtió en catedral en 1258, después de la caída del “Giudicato” (reino independie­nte) de Cagliari. La capilla de Pisa, que data de los primeros años del siglo XIV, tiene claros elementos góticos. El gótico catalán también se puede ver en la capilla aragonesa, construida en el año 1326, año en el que la ciudad fue tomada por los aragoneses. La capilla se construyó en el estilo gótico catalán, y se sitúa simétri- camente a la capilla de Pisa, a la derecha del altar.

Pero Cagliari, que disfruta de una posición geográfica estratégic­a, justo en el centro del Golfo degli Angeli, es uno de los puntos de partida ideales para las excursione­s de buceo que se organizan en todo el área del golfo. Las mejores expedicion­es son las que admiran los naufragios, en su mayoría compuestos por barcos hundidos en esta zona a principios de los años cuarenta, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Cagliari fue un importante centro de operacione­s de guerra en el Mediterrán­eo. Por ejemplo, el naufragio del

Romgna, un buque cisterna construido en 1899 y capturado y hundido por la armada italiana durante la Segunda Guerra Mundial. El naufragio se encuentra a una profundida­d de 39 metros y a unos minutos en barco desde Capo San Elia. Se ha convertido en el hogar de una variada vida marina: besugos, grandes congrios, y también se pueden ver meros que planean entre los mamparos oxidados y el puente de la nave cubiertos de esponjas de mar.

El puerto deportivo de cala Verde, en el municipio de Pula, en la costa surocciden­tal de Cerdeña es otro punto de reunión para los amantes del buceo.

Las paredes de roca del Capo Spartivent­o descienden gradualmen­te hacia el agua, lo que permite a los submarinis­tas llegar a un fondo marino de arena a una profundida­d de 40 metros, mientras admiran en las rocas una gran variedad de colores y formas de la diversa vida marina que nada en estas aguas. Lo mejor de esta inmersión, además de la observació­n del entorno natural, es la oportunida­d de ver restos arqueológi­cos de la época romana dispersos en una gran superficie, que son la evidencia de antiguos naufragios de buques de carga que una vez comerciaro­n a lo largo de esta costa.

Otra experienci­a para los buceadores es el Secca del Candeliere, una zona de arrecifes en un corto viaje en barco desde cala Verde. Es un arrecife de granito con tres pináculos de roca bajo el agua, donde es muy fácil encontrars­e con peces globo y barracudas. Las paredes de roca están cubiertas por praderas amarillas y anaranjada­s de anémonas, que se alternan con nudibranqu­ios de colores y estrellas de mar.

Cagliari y el puerto deportivo de cala Verde son los puntos de reunión para los amantes del buceo

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GETTY El buceo es uno de los grandes atractivos de Cerdeña
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FRANCO ORIGLIA / GETTY Elsantuari­o de la Virgen de Bonaira, en Cagliari

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