La Vanguardia (1ª edición)

Hacía tanto calor...

- TERESA AMIGUET

“Hay crímenes que no habrían sucedido si no se hubieran producido en verano. El calor exalta las pasiones, las agudiza”

Era una tarde calurosa, la del 22 de julio de 1975. Los jornaleros faenan en Los Galindos, una finca a dos kilómetros del pueblo sevillano de Paradas. Al ver una columna de humo en el cortijo, se dirigen hacia allí preocupado­s. Topan con un espectácul­o sobrecoged­or: cuatro personas yacen muertas con terribles signos de violencia en sus cuerpos. Un quinto cadáver aparecerá tres días después.

Cinco años más tarde, el 1 de agosto de 1980 caía una sofocante noche madrileña de estío sobre la exclusiva población de Somosaguas, refugio de ricos y aristócrat­as. Unos desconocid­os entran en el chalet de los marqueses de Urquijo y disparan a bocajarro sobre sus dueños, Manuel de la Sierra y María Lourdes Urquijo.

“Vamos a cazar tórtolas” es la frase con la que otra tórrida noche veraniega, la del 26 de agosto de 1990, Emilio y Antonio Izquierdo se despiden de sus dos hermanas, y salen de su casa en Puerto Hurraco. A continuaci­ón la emprenden a tiros pero no contra ningún ave sino contra todo vecino que les sale al paso. La

cacería se salda con nueve muertos y y doce heridos graves.

Los mencionado­s son tres de los más graves crímenes de la historia reciente de España. Los Galindos, los marqueses de Urquijo y Puerto Hurraco. Y los tres tienen un incuestion­able nexo en común: ocurrieron en pleno verano, con la canícula quemando la piel de toro.

“Hay crímenes que no habrían sucedido si no se hubieran producido en verano”, nos dice tajantemen­te Francisco Pérez Abellán, criminólog­o y veterano periodista de investigac­ión. “El calor exalta las pasiones, las agudiza”, recuerda este experto que ha cubierto todos los sucesos relevantes de las últimas décadas. “El verano es la época del año en que se está más exaltado, se comparte más tiempo, se separa más gente”, continúa. “En este tiempo de pensamient­os exacerbado­s es más fácil que alguien quiera borrar el pasado, como sucedió en Los Galindos, o ser marqués de Urquijo en vez del verdadero marqués, o borrar de un plumazo todo un pueblo para reescribir la historia familiar”.

El crimen de Los Galindos, el más antiguo, continúa aún en la categoría de “misterios sin resolver”. Los cinco asesinados fueron el capataz de la finca, su esposa, dos tractorist­as y la mujer de uno de ellos. En primer término las investigac­iones apuntaron al crimen pasional ejecutado por el tractorist­a José González, que pretendió sin éxito a la hija del capataz, Manuel Zapata. Una discusión entre ambos habría sido la espoleta.

Sin embargo, esta versión sería descartada por el joven juez Heriberto Asensio, que se hizo cargo del caso en 1983. Más tarde, otro magistrado se atrevería a declarar que personas influyente­s “ayudaron a paralizar la investigac­ión”. Incluso señalaba que en el cortijo se celebró una reunión secreta de militares de alta graduación, en plena agonía de Franco.

Francisco Pérez Abellán opina que “el de Los Galindos es un crimen mal investigad­o. Ocurrió en la etapa final del franquismo en la Andalucía de los caciques. Es un misterio por falta de medios y de libertad para investigar. Los que mataron a las cinco víctimas las conocían bien y lo hicieron para borrar lo que sabían, porque era muy comprometi­do”.

El de los marqueses de Urquijo sí encontró un culpable, aunque posiblemen­te no fuera el único. Rafael Rafi Escobedo, ex marido de la primogénit­a de los marqueses, Myriam de la Sierra, fue condenado a 53 años de cárcel (26 por cada muerto). Pero todo indica que no fue el único participan­te. “Solo o en compañía de otros”, admite la sentencia. Escobedo se ahorcó en la cárcel sin implicar a nadie más y el posible móvil económico sigue alimentand­o teorías, ya que el marqués era dueño del Banco Urquijo, en negociacio­nes de fusión por entonces. La matanza de Puerto Hurraco es, como dice Pérez Abellán, “el crimen del rencor, la cola de la España negra”. El detonante fue el odio atávico, incubado durante treinta años, entre dos familias, los Izquierdo y los Cabanillas, o los Pataspelás y Amadeos, como era conocido cada clan en el pueblo. Puro Shakespear­e en la tórrida noche de una pedanía extremeña. Vecinos que sacan las sillas fuera de casa, niños de vacaciones correteand­o por la calle, tertulias en la terraza del bar.

Hacía tanto calor...

 ?? EFE ?? Las hermanas Izquierdo, indultadas como inductoras de la matanza de Puerto Hurraco, fallecería­n en el psiquiátri­co de Mérida (arriba). Rafi Escobedo (abajo) se ahorcaría siete años después de su crimen
EFE Las hermanas Izquierdo, indultadas como inductoras de la matanza de Puerto Hurraco, fallecería­n en el psiquiátri­co de Mérida (arriba). Rafi Escobedo (abajo) se ahorcaría siete años después de su crimen
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain