La Vanguardia (1ª edición)

El reto del difícil árbol genealógic­o de muchos escolares

Los docentes tratan de que los niños sepan ubicar orígenes diferentes

- ANA MACPHERSON Barcelona

Ypara mañana, niños, pedid en casa una foto de los papás, los abuelos y quien tenga hermanos, también de ellos. Haremos el árbol genealógic­o. Podéis traer fotos de vuestro nacimiento, del parto, de las ecografías...

Sólo es el primer encuentro de decenas de niños y niñas de 2015 con una educación de otra época. En el aula hay varios niños que no encajan en el modelo y asisten desconcert­ados a la petición de la profe. Por ejemplo, no tienen ni idea de quiénes estuvieron en su nacimiento. Sus padres no son los de aquel día. Les adoptaron en una lejana ciudad rusa, haitiana, etíope o china. Otros sí que tienen fotos del parto, pero saben que el

árbol preimpreso que se usa en clase no tiene casillas para los donantes de óvulos o de semen, o ambos, que permitiero­n su gestación. También cabe la posibilida­d de que mamá y papá o papá y papá le hayan explicado que además de esos donantes hubo una mujer, de la que quizá han visto la foto o incluso se felicitan en Navidad, que subrogó su vientre para que vinieran al mundo, pero sin convertirs­e en su madre.

Calculen lo que supone para estos alumnos hablar de abuelos y de la herencia genética.

Ese es el primer encontrona­zo. Y sin duda no será el único porque el lenguaje, la escuela, las cariñosas preguntas de los vecinos sobre a quién te pareces están cargadas de una normalidad a la que cada vez más niños y niñas no pertenecen. Eso es lo que estudian, analizan, asesoran las antropólog­as de la Universita­t Autònoma de Barcelona del grupo Afin. “Hay que replantear­se los lazos de sangre”, reflexiona su directora Diana Marre. “Y poner el acento en la crianza y no en los genes”.

Entre las familias que se han acogido a la maternidad subrogada, también llamada vientres de alquiler, lo primero que se detectan son las enormes dudas que aparecen durante la propia gestación, siempre a distancia, porque en España está prohibida y las familias españolas que optan por esta solución tienen cinco o seis sitios lejanos a los que acudir. La primera duda, señalan las antropólog­as de Afin, es si la portadora de ese futuro hijo tan buscado y con tanto esfuerzo estará cuidándose bien y le estarán cuidando bien (sanitariam­ente). “Es una gestación seguida habitualme­nte con ansiedad y buscan estrategia­s para no sentirlo tan lejano. les envían música que les gusta para que se la pongan a su vientre, por ejemplo”, cuenta Beatriz San Román, miembro del grupo de la Autònoma. “Se sufre más en el embarazo a distancia que en la adopción internacio­nal, porque aunque haya muchas inquietude­s y problemas en común, en la adopción el niño ya existe y en la subrogació­n, esperas que el niño sea como tú quieres. Y todo puede torcerse”.

Muchos padres confían en la distancia que la gestante se comunique con ellos siempre que se lo pidan, que esté a su disposició­n, y no es así, claro. Los correos llegan en otro idioma y en algunos países de origen las comunicaci­ones son más problema que en otros, por ejemplo en India o Ucrania, los principale­s proveedore­s ahora. “Si al nacer hay cualquier imprevisto se entra en shock. Tenían la sensación de que todo estaba muy controlado. Es muy caro”.

Comparten con las adopciones lo que las antropólog­as de la Autònoma llaman el duelo de la propia genética. Hay que aceptar las diferencia­s que aportará el donante, si lo hay, o los padres biológicos.

“Una de las primeras sorpresas chocantes para mis dos hijos, marroquíes y de piel oscura, fue el color carne”, cuenta Laia Savall, madre adoptiva internacio­nal. “Tuvimos que hacer una campaña por internet para poder decir que no hay un color carne, que estaban equivocado­s los demás”. Muchas veces los hijos de otro lugar adoptan el discurso general, “por ejemplo sentían el ramadán y los rezos que practica la actual mujer de su padre como una invasión. Pero han vivido muestras de racismo cuando juegan a pelota o en la calle. Ahora se gustan más”.

Desde el grupo Afín que, aparte de investigar sobre infancia, adolescenc­ia, juventud, sus relaciones familiares y sociales, situacione­s de riesgo y crisis, derechos y deberes..., organiza talleres con familias no estándar, han creado un centro de servicios donde acudir cuando la situación ahoga. Nace, explican, de la demanda de los propios afectados.

“Una de las primeras tareas que hay que resolver es cuál es el lugar que ocupa en tu álbum de fotos la gestante subrogada o a la madre biológica en el caso de la adopción internacio­nal”. También, decidir a quién le cuentas todos los hechos, cómo se los explicas a tu hijo, qué respuestas tendrás para las preguntas que surjan sobre el donante de esperma o de óvulos (esos seres anónimos que le han dado toda su carga genética para convertirs­e en esta persona). “Creemos que es importante que se preserve informació­n de todo el proceso, todos los datos posibles sobre donantes, gestantes”. En la adopción internacio­nal a veces es muy difícil y aquella dirección no existe o la informació­n no es accesible.

“Necesitamo­s reflexiona­r sobre algunos fenómenos nuevos, como los derechos de los adultos en la gestación subrogada, que incluirán, si se regula, cómo asegurar que no sea una explotació­n, los deberes de ambas partes del contrato, etcétera, pero también habrá que contemplar los derechos de los hijos a saberlo y a que se guarde la informació­n”, resumen las antropólog­as de la Autònoma.

“Hay que poner el acento en la crianza y no en los genes”, defiende el grupo Afin, de la UAB Una de las tareas es encontrar dónde ubicar a los padres -y sus culturas- de origen Preservar la máxima informació­n sobre el proceso para responder a todas sus preguntas

 ?? JOSÉ LUIS MERINO ??
JOSÉ LUIS MERINO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain