De Escocia a las Antillas Holandesas
Seis referéndums o consultas sobre la independencia se celebraron en el 2014
Sólo en el año pasado, 2014, se ha celebrado en el mundo seis referéndums –o alguno de sus sucedáneos– sobre la separación de un territorio respecto al Estado del que forman parte. Aunque sólo dos de ellos estaban reconocidos por sus respectivos estados, el de Escocia, por el Reino Unido, y el de Sint Eustatius, una minúscula isla de las antiguas Antillas Holandesas, por los Países Bajos.
Curiosamente, en ambos casos, y pese al reconocimiento expreso de los respectivos estados, el resultado que arrojaron las urnas fue el rechazo de los electores a la secesión. En el caso de Escocia, los independentistas obtuvieron el 44,7% de votos a favor. En la isla caribeña, sólo el 24% lo hicieron por el sí.
Otros dos referendos se hallan en la órbita del desastre ucraniano donde el valor de las urnas queda de lejos superado por el drama de la violencia. El reconocimiento de ambos plebiscitos es nulo por parte de la comunidad internacional que impone sus condiciones para verificar la secesión. Unas condiciones que objetivamente no se dan en el caos de Ucrania.
Y dos más son de hecho fruto de movilizaciones reivindicativas y en realidad no se ajustan a esta denominación. Se trata del 9-N catalán y la consulta on line impulsada por los partidarios de la secesión del Véneto en marzo del 2014 y cuyos resultados han sido largamente discutidos. En cualquier caso, estas consultas no contaban con el acuerdo de los gobiernos estatales y su valor jurídico es nulo.
Las referencias más comunes en el derecho a decidir reconocido por el Estado concernido y por la comunidad internacional son las de Montenegro del 2006 en el que los ciudadanos de la antigua república yugoeslava votaron por la separación de Serbia con el 55% de los votos. Fue la Unión Europea quien impuso las condiciones de la consulta en la que debía participar más del 50% del censo y debían votar a favor más del 55%. Ambas condiciones se cumplieron y Montenegro se separó de Serbia en junio del año 2006.
El otro referente es el de Quebec. La provincia francófona del Canadá ha celebrado dos referéndums, en 1980 y en 1995, y en ambos casos el veredicto final de las urnas ha sido negativo. El proceso de Quebec ha demostrado que las tentativas de separación no son neutrales sobre todo cuando de ellas se deriva una derrota. Tras la última consulta a la población, en 1995, el gobierno de Canadá impulsó una limitación del derecho a la secesión que hasta aquel momento se le había reconocido a Quebec, mediante la llamada ley de claridad, que exige una mayoría amplia del sí para negociar la secesión. Hoy esta comunidad tendría más dificultades para celebrar el referéndum que hace veinte años.