Se busca Mary Poppins con
FAMOSOS Los problemas de las niñeras en casa de los Affleck, Williams, Jagger, Gibb, Schwarzenegger, Law… LUJO MODA REALEZA ESTILO
Barcelona
El caso de Ben Affleck, su esposa, Jennifer Garner y Christine Ouzounian (que ha pasado de ser la niñera a ser la otra con opción a boda), ha vuelto a poner de moda el papel de las niñeras en el dorado Hollywood, donde tampoco es oro todo lo que reluce.
Beyoncé y Jay Z tienen seis personas de servicio para su hija Blue Ivy de tres años y medio; Jennifer Lopez quiere entrega absoluta para sus gemelos, Emma y Max, que deben tener ropa nueva todos los días, pues nunca repiten modelo; y Angelina Jolie y Brad Pitt exigen discreción, dos idiomas como mínimo y dispuestos a viajar siempre. Los famosos se gastan en esas asistencias verdaderas fortunas, y aunque en los contratos que les hacen firmar no aparezca cláusula alguna que prohiba inmiscuirse en la pareja (y mucho menos en sus camas), lo cierto es que lo hacen en algunas ocasiones con resultados diver- sos. No necesariamente el personal tiene que ser latino, ya lo aclaró Kelly –hija de Ozzy, de los Osbourne del reality casero que arrasa en la tele americana–, cuando replicó a las desafortunadas palabras sobre los inmigrantes que les dedicó Donald Trump en uno de sus discursos para acceder a un (im)probable candidatura a la presidencia de EE.UU. “Si los expulsas, ¿quién limpiará tus baños, Donald Trump? “dijo la desagradable televisiva. Porque a los latinos les encargan la funciones domésticas más elementales mientras que el cuidado de los niños lo dejan en manos más profesionales, y más astutas, pues al parecer muchas le ponen más empeño en cuidar del marido que en asear el culito de los bebés. En eso hemos de señalar la sapiencia de los duques de Cambridge que confían sus hijos a manos españolas expertas con más que excelentes resultados.
Sólo en ocasiones esporádicas, como la que refleja el filme Spanglish, la criada española enamora al señor de la casa: pero es que la latina en cuestión era Paz Vega y ante su frescura, belleza y lozanía no hay quien se resista: Adam Sandler, el protagonista, comprensiblemente, tampoco.
Retomemos el asunto. Tras lo de Ben y Jenn (ahora son la pareja a discutir), todos buscan una Mary Poppins con derecho a roce, que tenga ciertas propiedades mágicas, por ejemplo desaparecer en el momento en que va a llegar la esposa. No fuera que como
Beyoncé tiene seis personas para su hija de tres años; y JLo quiere a sus gemelos con ropa nueva a diario
a Ben y Jenn, se rompa el matrimonio y queden tres niños sin hogar aunque con una buena pensión alimenticia, los estudios pagados y la vivienda a punto. En algunos casos la cosa no llegó ser desgracia nacional, caso Rebecca Loos y David Beckham, cuando el jugador estaba en un Madrid que repelía a Victoria, la esposa posh (pija) del futbolista, por su perfume de ajo. Rebecca se hizo un erario contando en la tele su aventura y enseñando el culo en Interviú, que es el complemento al que acceden aquí por sus horas extras las cuidadoras infantiles, aunque Rebecca no estuviera es- pecializada en Puericultura. Para algunas las cosas les fueron bien, se llegaron a enamorar o enamoraron, o se dejaron enamorar por el padre de la criatura, cuando hubo bebé de por medio. A veces no se alteró la situación doméstica, caso Arnold Schwarzenegger, que dejó embarazada a la niñera