La Vanguardia (1ª edición)

“Abran su corazón”

La tía del niño Aylan, que se ahogó en Turquía, pide un plan conjunto sobre los refugiados

- BRUSELAS

Tina Kurdi, refugiada siria en Vancouver, puso ayer el acento más humano en el centro de Bruselas, donde los ministros del Interior de los 28 se reunieron para abordar el flujo migratorio. “Abran su corazón –les dijo– y tomen las medidas necesarias para adoptar un plan conjunto”.

Tina Kurdi es la tía de Aylan, el niño ahogado cuya imagen dio la vuelta al mundo. La fotografía de su cuerpo inerte sobre la orilla de una playa en Bodrum (Turquía) sacudió las conciencia­s de los líderes europeos, que desde hace cuatro años ven cómo la corriente migratoria hacia sus fronteras crece sin parar.

“Es demasiado tarde para mi familia, pero no para millones de otras familias”, añadió Kurdi en la plaza Schuman, en el corazón de las institucio­nes comunitari­as, donde la organizaci­ón Avaaz había montado una exposición sobre la crisis de los refugiados.

“No queremos que muera más gente –señaló Tina Kurdi–. Son como vuestra familia. Le podría ocurrir a cualquiera”.

Avaaz cataliza el activismo internacio­nal con campañas sobre temas tan diversos como Gaza y el narcotráfi­co. Ayer invitó a Tina Kurdi para destacar la necesidad de una política común de asilo. Reunió más de 1,2 millones de firmas a favor de abrir las fronteras a los refugiados y llenó la plaza Schuman de fotografía­s y mensajes sobre el drama de los refugiados iraquíes y sirios.

Tina Kurdi consiguió emigrar a Canadá hace años y hoy trabaja de peluquera en Vancouver. Varias veces ha intentado que el Gobierno canadiense concediera el asilo a sus hermanos en Kobane, pero nunca ha podido reunir la documentac­ión necesaria porque no tenían ni pasaporte ni documento de identidad. El Gobierno sirio se los negaba. Ante la realidad ineludible de que nunca tendrían papeles, hace un mes su hermano Abdulah cogió a su mujer y a sus dos hijos, de cinco y tres años, cruzó la frontera turca y en Bodrum se subió a una barca de remos para alcanzar la isla griega de Kos. Olas de dos metros volcaron la embarcació­n y Abdulah, después de luchar durante tres horas contra el mar, vio cómo su familia se ahogaba.

La misma suerte han corrido casi tres mil personas este año en el Mediterrán­eo. La gran mayoría son refugiados que huyen de las guerras en Oriente Medio.

“Se lo están poniendo muy duro a los refugiados, a la familia” explicó Tina Kurdi. Para ella está muy clara la “gran diferencia” entre los políticos y la ciudadanía, “porque la gente normal piensa con el corazón y los políticos piensan con la cabeza. Es una gran diferencia”. La excepción sería la periodista húngara que zancadille­ó a varios refugiados: “Ni siquiera puedo imaginar qué tipo de ser humano puede hacer esto a personas de-sesperadas”.

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YVES HERMAN / REUTERS Tina Kurdi en Bruselas

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