La Vanguardia (1ª edición)

Creu Roja reparte 2.600 bambas y mochilas a niños

Muchas familias no pueden pagar el material escolar, alerta la oenegé

- Barcelona

La escuela no empieza igual para todos los niños. Algunos no disponen del material básico porque sus padres no lo pueden pagar. “Son familias que han entrado en una situación de pobreza crónica, a las que se les agotó el paro y sólo cobran una pequeña ayuda”, afirma Enric Morist, coordinado­r general de la Creu Roja en Catalunya. Esta oenegé ha tenido que ayudar a miles de estudiante­s este año porque no tenían garantizad­o el equipo necesario para comenzar las clases. Calculan que ocho de cada diez familias en situación vulnerable no puede dar a sus hijos todo lo que necesitan para ir a la escuela.

“Con fondos propios, hemos distribuid­o 1.064 pares de bambas y 1.601 mochilas para niños en situación vulnerable de toda Catalunya”, señala Morist. Además, han repartido 25.000 euros en ayudas para libros de texto –las becas públicas para material escolar prácticame­nte han desapareci­do– y para cuotas del ampa. Otros 100.000 euros que llegan de Benestar Social han ido para pagar la ropa de 900 niños más. En total, la Creu Roja ha repartido más de 3.000 ayudas para facilitar la vuelta a la escuela de alumnos pobres.

“Las cifras de pobreza permanecen estancadas”, destaca el coordinado­r general de la oenegé. “No crece pero tampoco baja, lo que sí vemos son situacione­s más duras, las familias pobres son aún más pobres”, añade. Como signo positivo, Morist apunta la mejora de las becas comedor públicas en primaria. “La cobertura ha aumentado y este curso hemos tenido que ayudar a menos alumnos con nuestros fondos”, explica. En el lado negativo están las ayudas para comer en la ESO.

MAITE GUTIÉRREZ ANA MARÍA VILET

“No existe una política de becas comedor en secundaria, y aquí es donde nosotros tenemos más demanda”, continúa. Este año seguirán llevando comida a algunos institutos o repartiend­o tarjetas para comprar alimentos si el centro no dispone de comedor. “Lo que sí pedimos es que las becas comedor de primaria se resuelvan lo antes posible, las clases ya han empezado y algunos consejos comarcales todavía no las han concedido”, advierte Morist.

La desigualda­d social y la pobreza infantil continúa siendo uno de los grandes lastres con los que comienza el curso. Creu Roja recuerda que la pobreza perjudica el rendimient­o académico de los alumnos vulnerable­s y su salud emocional en un 77% de los casos, según datos de su Observator­io de la Vulnerabil­idad. “Este verano hemos repartido más tarjetas alimentari­as que nunca, los padres de 4.539 niños en riesgo han tenido estas tarjetas para comprar comida durante las vacaciones”, pone Morist como ejemplo de la extensión de la pobreza.

En cuanto al ámbito estrictame­nte académico, el curso arrancó ayer con normalidad. La novedad más notoria será el desarrollo de la Lomce en la secundaria y el bachillera­to. Es el segundo año de aplicación, aunque el gran cambio llegará el curso que viene, cuando se instauren las reválidas de 4º de ESO. En la primaria, en cambio, casi todo sigue igual. “El año pasado se empezó a desarrolla­r la ley Wert y este año será la continuida­d de ella, por lo tanto en primaria no tendremos diferencia­s significat­ivas” indicó Alejandro Ruiz de Azúa, el director de la escuela Jaume I de Barcelona. Esta escuela cuenta con una unidad de sopediremo­s porte de educación especial para alumnos con dificultad­es y el director precisó que su principal problema, más que de plantilla o de profesorad­o, es de la atención que requieren estos alumnos. “Ahí sí que hemos tenido una reducción del personal de apoyo, un aumento de este servicio al Consorci de l’Educació de Barcelona”.

La pugna por la lengua vehicular en Catalunya también continúa. Ensenyamen­t ha vuelto a exigir al ministerio de Educación que suprima la obligación de compensar con 6.000 euros a los padres que no encuentren escuela pública en castellano. Las sentencias que obligan a impartir el 25% de clases en castellano también continúan. Aunque dos de las familias que solicitaro­n esta medida han desistido finalmente. La familia de la Escola Pia de Mataró ha cambiado a los niños de colegio, y la de la escuela Gaspar de Portolà de Balaguer ha renunciado a que se aplique la sentencia por la presión de los vecinos del pueblo, según la madre.

NO HABRÁ 25% Los padres de la Escola Pia han cambiado a los niños de centro EN LLEIDA La presión vecinal hace que la madre de la escuela Gaspar de Portolà se eche atrás

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LUIS TATO Padres e hijos se despidiero­n ayer a las puertas de la escuela, como estos del colegio Jaume I de Barcelona

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