El asesino de la peregrina cambió la señalización para atraerla a su cabaña
El sospechoso, enviado a prisión, cambia su versión y dice que se encontró el cuerpo
Elías Valiña fue un sacerdote lucense que impulsó en la segunda mitad del siglo XX la recuperación de la peregrinación a Santiago mediante la señalización de la ruta jacobea con flechas amarillas. El símbolo de Valiña, que es hoy una parte consustancial de la iconografía del camino a Compostela, tuvo según la policía una utilización perversa por parte del presunto asesino de la estadounidense Denise Thiem, Miguel Ángel Muñoz, cuyo ingreso en prisión decretó ayer la titular del juzgado de instrucción número dos de Astorga, a pesar de que el sospechoso cambió su testimonio inicial, se declaró inocente y aseguró que sólo encontró el cadáver. Sin embargo, le incriminan los restos biológicos de la mujer hallados en una sierra de su propiedad y los alrededor de mil dólares que cambió en los días siguientes a la desaparición de la caminante norteamericana.
Los investigadores creen, según la agencia Efe, que el sospechoso alteró las señales para desviar a peregrinas hacia su cabaña, por una ruta paralela a la verdadera del camino de Santiago, en las inmediaciones de la localidad leonesa de Castrillo de Polvazares, en el municipio de Astorga, donde se perdió a principios de abril el rastro de Denise Thiem, una mujer de 41 años residentes en Arizona.
El de la falsa señalización es un problema que se arrastra desde hace tiempo en las rutas que conducen a Santiago, en especial en las alternativas a la de más tradición, la francesa, que es la que pasa por Astorga. Hasta ahora los casos que se conocían estaban relacionados con la codicia de algunos hosteleros o con rivalidades entre localidades. En las reivindicaciones de las asociaciones en defensa de la ruta jacobea acostumbra a estar la de la delimitación oficial de los itinerarios.
El de las flechas amarillas se añade al debate sobre la seguridad del Camino que ya ha generado el caso de la desaparición de Denise Thiem, cuyo cadáver todavía tiene que ser identificado totalmente aunque el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ya adelantó que todos los indicios apuntan en esa dirección. Entre tanto, la Xunta y la Iglesia insisten en que la ruta jacobea es segura y que el crimen se trata de un hecho aislado en un universo de más de 200.000 peregrinos anuales.
Muñoz llevaba una vida ermitaña y se volvió más huraño al no lograr que su pareja y su hija vivieran con él
Aunque en el momento de su detención Muñoz reconoció los hechos, cambió su versión ya en una posterior declaración ante la policía, estrategia que mantuvo ayer ante la jueza.
Según los testimonios de sus vecinos, este hombre de 39 años, oriundo de la provincia de León aunque había vivido fuera, llevaba unos dos años residiendo en la cabaña de Castrillo de los Polvazares. De acuerdo con estas versiones, en los últimos tiempos se habría vuelto más huraño al no conseguir que su pareja y su hija residiesen con él. Ayer por la tarde su ingreso en prisión estaba pendiente de unos últimos trámites de la investigación.