El contador contado
A los 66 años se retiró del cine, tres años después de haber recibido el premio Nacional de Cinematografía en reconocimiento a una prolífica y brillante carrera. Había decidido volver a su primera vocación, la literatura, y desde entonces ha publicado tres novelas, también premiadas; pero no es un hombre ni ampuloso ni engreído. Le gusta conversar y tiene humor. “En la escuela de cine había gente mucho mejor que yo, pero yo triunfé y ellos no, supongo que el hecho de que lo descubran es mi talón de Aquiles”. Dice de su último libro, A los actores (Anagrama), que es un fracaso ensayístico “porque al buscar ejemplos sobre la manera de hacer de los actores ha acabado siendo un testimonio personal”, con sabrosas anécdotas.