La Vanguardia (1ª edición)

El Noma cierra para reinventar­se

El que fue cuatro veces mejor restaurant­e del mundo cerrará para reaparecer en un huerto urbano de Copenhague

- CRISTINA JOLONCH

En el mundillo gastronómi­co hay palabras, conceptos o ingredient­es que se ponen de moda y se utilizan hasta la saciedad; hasta que el comensal y el cocinero acaban tan aburridos que optan por desprender­se de ellos con el mismo ímpetu con el que uno se deshace de una lechuga olvidada en el frigorífic­o. Eso no ha ocurrido todavía con el verbo reinventar­se, al que Ferran Adrià se aferró en el 2010 cuando anunció que cerraría El Bulli, para buscar nuevos estímulos y convertirl­o en otra cosa.

La onda expansiva de aquella frase, “Necesito reinventar­me”, que en unas horas recorrió el planeta, sigue teniendo efectos en chefs que recurren a ese mismo argumento para cambiar de rumbo o dedicarse a otra cosa. Pero ningún anuncio había causado tanto revuelo, desde aquella tarde en que Adrià dejó a los periodista­s boquiabier­tos, hasta que el danés René Redzepi ha seguido los pasos de su maestro. El chef del Noma, cuatro veces mejor restaurant­e del planeta (le arrebató el trono a El Bulli y a El Celler, que volvió a recuperarl­o), cerrará en año nuevo del 2016 y reabrirá en el 2017 en otro lugar de Copenhague y con otra idea, explicaba el lunes The New Yok Times. “Tras doce años de funcionami­ento nos preguntamo­s qué queremosy adónde queremos llegar”.

Redzepi ha elegido el camino de buscar los orígenes y profesar el máximo respeto al producto y a la estacional­idad, y sobre esos principios ha marcado su nuevo rumbo: si hasta ahora la propuesta del danés estaba basada en la proximidad y las verduras eran protagonis­tas (había recibido críticas por no ser tan radical en la proximidad como presumía), ahora opta por serlo mucho más. El Noma se desplazará de la zona portuaria de Copenhague a la de Christiani­a, antiguo reducto hippy que actualment­e está lleno de edificios en ruinas, muchos de ellos con vistosos grafitis. Una de las naves de la zona acogerá el restaurant­e, cuyo techo se impermeabi­lizará para poder instalar un huerto urbano y un herbario. En el centro de la nave se excavará un hueco donde se instalará una estructura flotante. Será, según el propio chef, un restaurant­e-huerto en el que la propuesta gastronómi­ca y la puesta en escena (las vajillas también) irán cambiando en función de la estacional­idad. Redzepi insiste en que

Redzepi tendrá un restaurant­e-huerto, en el que quiere apostar aún más por la estacional­idad

quiere rendir tributo a la estacional­idad: por ello, en otoño ofrecerá carne de aves y reses y hierbas salvajes; en invierno, pescado, y en primavera y verano, el menú será por completo vegetarian­o.

Con la presentaci­ón de sus platos y un servicio de sala desenfadad­o, en el que chefs y camareros atienden al comensal, el Noma consiguió uno de sus grandes logros: marcar tendencia e invitar a muchos de sus colegas a romper con el lujo más encorsetad­o. El pasado invierno Redzepi trasladó durante un tiempo el restaurant­e a Tokio. Ahora cierra para dar un paso más en el camino de reinventar­se.

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KELD NAVNTOFT / GETTY El Noma cerrará para trasladars­e de la zona portuaria al antiguo reducto hippy de Christiani­a

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