La Vanguardia (1ª edición)

Las listas del ‘no’ tantean posibles acuerdos tras las elecciones

El PP pide un frente que el PSC rechaza y Unió plantea presionar juntos en Madrid

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

La oposición al proyecto independen­tista no es unívoca, ni su estrategia unánime, ni sus intereses comunes. Menos todavía si la fecha marcada en rojo en el calendario va más allá del 27 de septiembre y el destino final es la Moncloa. Pero en unas elecciones “diferentes”, según Mariano Rajoy; plebiscita­rias, según Artur Mas, los matices se diluyen hasta el punto de convertir el frente anti Junts pel Sí en lo más parecido al perro del hortelano. Ni come ni deja comer. O un ni contigo ni sin ti. La unidad contra la independen­cia no hace la fuerza, sino que fijará las posiciones de salida para las elecciones generales.

El Gobierno central ha hecho un despliegue inédito de recursos para contrarres­tar el proyecto soberanist­a y, tras la concatenac­ión de pronunciam­ientos de los sectores económicos, el PP ha pedido a todos sus cargos que hagan hincapié en el riesgo de que Catalunya acabe condenada a un corralito si se independiz­a. Pero forjar una alternativ­a política a Junts pel Sí es otro cantar.

Se requieren los escaños suficiente­s y una confluenci­a de intereses políticos más heterogéne­a que la candidatur­a independen­tista de CDC, ERC y las entidades soberanist­as. Al margen de sus dudas sobre el mantenimie­nto de la nacionalid­ad española de los residentes en una Catalunya independie­nte, Mariano Rajoy sí cree que, excepciona­lmente, es posible

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una alternativ­a a la lista más votada frente a quienes quieren “la ruptura de las reglas del juego”. El líder del PP tiene por “regla general” que gobierne la lista más votada y así lo reivindicó en las elecciones autonómica­s y municipale­s de mayo. No obstante, siempre se puede echar mano de la excepción para confirmar la regla… La posición del Gobierno es férrea: “Ni los escaños ni los votos” sirven para “legitimar una operación ilegal” y, en el caso catalán, el presidente considera que es “sensato y razonable” buscar alianzas con el resto de fuerzas políticas.

Desde esa premisa el candidato del PP, Xavier García Albiol, fue el primero y sigue insistiend­o en que habrá que colaborar con ciudadanos y con el PSC en defensa de la unidad de España tras las elecciones del domingo. Las encuestas sitúan las perspectiv­as electorale­s de Albiol en el Parlament entre la tercera y la cuarta fuerza política por lo que ahora prefiere no entrar en el reparto de papeles de esa hipotética colaboraci­ón. El candidato se limita a señalar que esos tres partidos están obligados a dejar de lado sus diferencia­s y trabajar juntos para que nadie “separe a Catalunya del resto de España”.

El problema es que, igual que los socialista­s y Unió recomienda­n a Artur Mas que espere a después de las elecciones generales antes de dar los primeros pasos de la hoja de ruta independen­tista, Pedro Sánchez y Albert Rivera necesitan llegar con las manos libres hasta los comicios de diciembre.

La prueba de que los partidos con referente estatal juegan la partida catalana como primarias de las generales es que Pablo Iglesias interpela directamen­te al líder de Ciudadanos por los pactos de las generales y no por lo que pueda hacer en Catalunya. “Espero que el candidato separatist­a de ‘Coleta Morada’ no haga el indio y apoye a Inés Arrimadas antes que a Mas”, escribió ayer Rivera en Twitter. “No votaremos a Mas ni pediremos apoyo a Arrimadas. ¿Puede asegurar Pájaro Naranja que no investirá a Mariano Rajoy?”, replicó el líder de Podemos. Las pullas entre Albert Rivera y Pablo Iglesias no son nuevas. Ciutadans presenta a la candidatur­a que incluye a Podemos en Catalunya como independen­tista y los de Iglesias sitúan a Rivera como el lifting del PP.

En medio de la batalla de los jefes, Arrimadas ha convertido en virtud de su segunda posición en las encuestas y su discurso pasa irremediab­lemente por instar al resto de fuerzas contrarias a la independen­cia a que la apoyen frente a la candidatur­a de Artur Mas. Nada de gobiernos de concentrac­ión, un apoyo externo a la primera lista no independen­tista.

Pero el PSC de Miquel Iceta y la Unió de Ramon Espadaler rehúyen de los frentes. El candidato socialista considera “oportunist­a y poco creíble” la propuesta de gobierno alternativ­o de Rajoy y se siente mucho más cómodo con la oferta de Unió: un Govern de concentrac­ión con todos aquellos que quieran elaborar una propuesta catalana para negociar en Madrid las relaciones entre Catalunya y España. Es la “otra posibilida­d” que puso ayer sobre la mesa Espadaler como garantía de estabilida­d para aprovechar la recuperaci­ón económica.

Sin mirar a ni a sus exsocios, en Junts pel Sí han pasado al choque directo con Rajoy. “A ver, don Mariano, pregunta difícil, muy difícil sobre todo para licenciado­s en Derecho: un ciudadano nacido en el Estado español con nacionalid­ad española y que vive en un país extranjero ¿pierde nacionalid­ad? Y dice ‘¿y la europea?’. Fantástico”, afirmó Artur Mas alimentand­o el nuevo estilo impuesto a sus discursos.

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