La Vanguardia (1ª edición)

EE.UU. diseña un plan de seguridad sin precedente­s para la visita papal

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Los expertos en seguridad dormían mucho más tranquilos en vísperas de la visita papal de Benedicto XVI, en la primavera del 2008. Dentro del reto que significa proteger a un dignatario de esta dimensión, su sucesor, Francisco, aporta el imprevisto, cuestión que pone de los nervios a los encargados de la vigilancia.

El Pontífice llegó ayer a Washington, la capital de Estados Unidos, y esto supuso poner en marcha la gran maquinaria de protección de líder de la Iglesia católica, una operación sin precedente­s en el país que se caracteriz­a por sus espectacul­ares despliegue­s policiales y de inteligenc­ia.

Seis días de recorrido por tres ciudades –Washington, Nueva York y Filadelfia– y dos docenas de actos –desde el Capitolio a Central Park, pasando por la ONU o el Madison Square Garden– convierten este viaje en una mezcla entre una operación militar, una misión diplomátic­a y un concierto de rock. Tres en uno.

“Ya hemos puesto todas las manos a la obra”, afirmó en la CBS Paul Abbate, jefe del operativo del FBI en Washington. “Diría que es- ta visita es el acontecimi­ento más relevante que jamás hemos visto”, indicó. Sólo es comparable al dispositiv­o diseñado para las tomas de posesión de los presidente­s del país.

Pero este gana en magnitud al expandirse a otras dos metrópolis. La coordinaci­ón y las labores de preparació­n han requerido meses de esfuerzo, remarcó Job Johnson, secretario de Interior.

Sin embargo, ni los propios responsabl­es del operativo pueden decir qué es lo que hará Francisco a lo largo del trayecto. A Bergoglio le gusta romper los cordones y abrazar a los creyentes y admira- dores. “A pesar del despliegue, todavía nos falta controlar el principal objetivo de todo esto”, reconoció este lunes en rueda de prensa John Miller, portavoz de la policía neoyorquin­a.

“Esto es –aclaró Miller–, a su Santidad le gusta hacer contactos, ser visto, disfrutar de la presencia de la gente al máximo posible. Así, mientras hemos de hacer el esfuerzo de dar seguridad a la visita también hemos de mantener el dispositiv­o abierto, dentro de lo que se pueda, para hacer que el recorrido florezca”.

Según el secretario Johnson: “Hemos trabajado duro para alcanzar lo que creemos es un equilibrio entre la seguridad y el éxito de este acontecimi­ento, para que todos los que quieran participen y vean al santo padre”.

En aras de este doble mecanismo de protección –el estático y el móvil– , Joseph Clancy, director del servicio secreto, y los agentes que escoltarán a Francisco se desplazaro­n al Vaticano este verano. Se reunieron con los responsabl­es de seguridad del Papa y siguieron algunas de las salidas que hizo el Pontífice de cara a estudiar sus movimiento­s

Si en Filadelfia se desplegará­n doce kilómetros de cordón de seguridad, en Nueva York habrá más de 7.000 agentes haciendo la cobertura. La Gran Manzana es el punto culminante del trayecto. Coincide con la sesión inaugural de la cumbre sobre el desarrollo de la ONU y el inicio de su Asamblea General, lo que supone la llegada de más de 170 jefes de estado o primeros ministros.

“No existe ninguna amenaza específica y creíble contra el Papa”, sostuvo el alcalde Bill de Blasio. “Gracias a Dios”, añadió.

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