Sin dinero no se juega
Scott Walker, que lideró los sondeos, se retira de la carrera a la Casa Blanca por falta de liquidez y por la irrupción de Trump
Eran 17 los aspirantes republicanos a la presidencia de Estados Unidos ya han caído dos por el mismo motivo: se han quedado sin dinero. La carrera a la Casa Blanca se parece en algo al póquer: sin dinero no se juega. Rick Perry, ex gobernador de Texas, lo hizo hace dos semanas, pero nunca nadie apostó por él. En cambio, Scott Walker, el gobernador de Wisconsin, era el favorito en los sondeos...hasta que llegó Donald Trump, y el lunes tiró la toalla.
De hecho, Walker vino a proponer en el momento de su retirada un frente común de los demás republicanos contra el magnate inmobiliario para asegurar la victoria de un conservador en las presidenciales de 2016. “Voy a suspender mi campaña inmediatamente y animo a otros candidatos presidenciales republicanos a que hagan lo mismo, para que los votantes puedan centrarse en un número limitado de candidatos que puedan ofrecer una propuesta conservadora positiva alternativa al candidato principal”.
Walker no ahorró mensajes de autocrítica que han calado hondo en las filas de la derecha estadounidense: “Los republicanos –dijo– estamos más ocupados en decir lo que funciona mal que en explicar lo que podemos hacer para mejorar las cosas en beneficio de todos”.
Walker era hasta el lunes un héroe de los conservadores. Tras ganar las elecciones a gobernador en 2010 planteó un plan presupuestario que incluía la supresión de los derechos a la negociación colectiva de los funcionarios públicos del estado. Se enfrentó a una reacción virulenta de los sindicatos, que recogieron 900.000 firmas para forzar unas nuevas elecciones y descabalgar a Walker, pero en 2012 este gobernador azote de los sindicatos repitió la victoria sobre su contrincante demócrata aún con mayor holgura que dos años antes. Aquel triunfo le llevó a los altares de la derecha ultraliberal y a plantearse la disputa por la nominación presidencial. En los primeros sondeos, Walker superaba incluso a Jeb Bush, pero con la aparición de Donald Trump, cayó en picado en los sondeos. Para recuperarse, quiso rivalizar en boutades con el magnate que aún le perjudicaron más. En los dos debates ha tenido una papel peor que discreto, hasta el punto que el sondeo de la CNN después del último debate registraba un apoyo a Scott Walker inferior al 1%. Varios medios han publicado que con ese dato algunos donantes decidieron optar por otros candidatos y eso fue lo que llevó a Walker a tirar la toalla.
El caso del gobernador de Wisconsin ha puesto de manifiesto el problema que están generando los SuperPAC, comités de acción política que recaudan dinero para favorecer a determinados candidatos a los que imponen ideas y propuestas programáticas. Ahora se comprueba que también se han convertido en una competencia recaudatoria de los propios candidatos necesitados de liquidez inmediata. En la declaración cerrada a 30 de junio, los superPAC republicanos habían recaudado 256 millones de dólares, mientras que los candidatos consiguieron sólo 78,4 millones.
Si los sondeos son un factor determinante en las apuestas de los donantes, la candidata Carly Fiorina mejorará su recaudación después de haberse alzado con la victoria en el controvertido debate de la semana pasada, que le ha catapultado al segundo lugar de los aspirantes preferidos del Grand Old Party (GOP). Donald Trump sigue siendo el primero, pero ha perdido ya 8 puntos y ahora todo el mundo se atreve con él. Eso sí, le sobra el dinero.
El gobernador de Wisconsin propone un frente común republicano contra el magnate inmobiliario