Maduro y Santos firman un frágil acuerdo sin reabrir las fronteras
Venezuela y Colombia acuerdan el retorno de embajadores y seguir negociando
El frágil acuerdo alcanzado el lunes entre Venezuela y Colombia para poner fin a la crisis fronteriza podría quedar pronto en papel mojado. A pesar de la sonriente foto final, medios, oposición y varios expresidentes colombianos critican un pacto que no supone la reapertura inmediata de toda la frontera, ni un mea culpa de Venezuela por las deportaciones.
Entre los siete puntos firmados entre los mandatarios colombiano, Juan Manuel Santos, y venezolano, Nicolás Maduro, el único acuerdo tangible y de aplicación inmediata es el retorno de los respectivos embajadores, que ambos países habían retirado después de que el 19 de agosto Venezuela decidiera unilateralmente el cierre parcial de la frontera.
Los otros seis puntos constituyen una declaración de buenas intenciones, que serán difíciles de concretar rápidamente en el actual contexto de las relaciones entre ambos países y con la perspectiva de la crispada situación interna venezolana, en campaña electoral.
La reunión entre Maduro y Santos superó las cuatro horas y se celebró en el palacio de gobierno de Quito bajo la mediación de los mandatarios ecuatoriano, Rafael Correa, y uruguayo, Tabaré Vázquez, que respectivamente ejercen también las presidencias temporales de la Celac y la Unasur. Correa leyó la declaración, que, además del re- torno de embajadores, supone el acuerdo tan ambiguo y sin agenda de “la progresiva normalización de la frontera”. El resto de puntos pactados son también etéreos: que los ministros de Exteriores se reúnan hoy en Caracas, investigar “la situa- ción de la frontera”, velar por la coexistencia de los “modelos” de ambos países, llamar al “espíritu de hermandad y la unidad” y seguir contando con la mediación de Ecuador y Uruguay.
En la comparecencia posterior, Santos y Maduro utilizaron palabras conciliadoras, muy alejadas de la espiral dialéctica del último mes, en que la crisis ha supuesto el cierre de unos 300 kilómetros de frontera de los estados venezolanos de Táchira y Zulia y la deportación de unos 1.600 colombianos por parte de Caracas, además de forzar otros 20.000 desplazados de esa nacionalidad. La excusa de Caracas es que grupos de contrabandistas y paramilitares colombianos controlan la frontera. Además, Bogotá denunció tres violaciones de su espacio aéreo por parte venezolana y una corta incursión terrestre.
Mientras que Santos habló de “diálogo sereno, respetuoso y constructivo”, Maduro se refirió a una “reunión muy franca, clara y en medio de un clima de hermandad”. Ambos presidentes coincidieron en que había primado la “sensatez”.
La distensión entre Maduro y Santos no se verá ayudada hoy por los expresidentes colombianos César Gaviria, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, que tienen previsto dar una rueda de prensa en Bogotá para cargar contra el acuerdo porque no se reabre inmediatamente la frontera, denunciar la condena al opositor venezolano Leopoldo López y alertar de la posibilidad de fraude en las elecciones legislativas del 6 de diciembre en Venezuela.
Hoy los expresidentes colombianos Uribe, Gaviria y Pastrana tienen previsto cargar contra el acuerdo