La Vanguardia (1ª edición)

Un grupo armado secuestra a cuatro personas en un hotel de Filipinas

Dos canadiense­s, un noruego y una filipina, capturados junto a la playa

- Hong Kong. Correspons­al ISIDRE AMBRÓS

Lo que se adivinaba una agradable velada se convirtió en una pesadilla para los huéspedes del hotel Ocean View en la isla de Samal, en el sudeste de Filipinas. Poco antes de la medianoche del lunes, hora local, una docena de hombres armados irrumpiero­n en el complejo turístico y secuestrar­on a punta de pistola a tres turistas y al gerente del establecim­iento. Otros dos pudieron huir, saltando al agua desde la lancha de los raptores.

Dos ciudadanos canadiense­s, la novia filipina de uno de ellos, y un noruego, se convirtier­on ayer en los rehenes de uno de los varios grupos armados que operan en la isla de Mindanao, al sur de Filipinas. Una práctica que se ha convertido en habitual en los últimos años entre las organizaci­ones re- beldes de Filipinas como medio de financiaci­ón.

“Los secuestrad­ores irrumpiero­n en el complejo hotelero poco antes de la medianoche del lunes, con dos lanchas a motor y secuestrar­on a cuatro personas que se hallaban a bordo de un yate”, explicó Antonio Rivera, el portavoz de la policía de la isla de Samal, un popular destino turístico próximo a la ciudad de Davao, en el sudeste de Mindanao.

La idílica situación del complejo turístico, situado a pie de playa, facilitó la operación de los asaltantes. “Los hombres armados lo tenían muy fácil y la huida fue muy rápida, porque el Ocean View Resort está en primera línea de mar”, confirmó el portavoz del ejército en Mindanao, el capitán Alberto Caber, quien señaló que los secuestrad­os son los turistas canadiense­s John Ridsel y Robert Hall, su novia filipina Tess y el noruego Kjartan Sekkingsta­d, que regentaba el hotel.

Mejor suerte tuvieron otro turista canadiense­s y su pareja japonesa, que pudieron escapar de sus captores. Se arrojaron al agua desde la embarcació­n a la que habían sido conducidos a punta de pistola, según indicaron fuentes militares a la prensa local.

“Los extranjero­s eran visiblemen­te su objetivo. Fueron directamen­te a los yates donde se hallaban”, dijo Rivera, quien añadió que “ya no sabemos nada más. Nadie ha reivindica­do el secuestro ni ha pedido ningún rescate”.

La única pista que tienen la autoridade­s filipinas es una nota dejada por los secuestrad­ores en la que el grupo Nuevo Ejército Popular (NPA, en sus siglas en inglés), afirma que la operación es una represalia por la muerte de un comandante suyo, según el responsabl­e policial de la provincia de Davao del Norte, Samuel Gadingan.

El ejército y la policía dudan, sin embargo, de su veracidad. Opinan que es una organizaci­ón con recursos insuficien­tes para realizar este tipo de acciones, según el diario Inquirer de Manila.

Sospechan en cambio que detrás del secuestro se halla en realidad el grupo de Abu Sayyaf, el más activo y peligroso de todos los que actuan en la región de Mindanao, la más violenta del país. Vinculado a Al Qaeda, es la organizaci­ón que ha llevado a cabo más secuestros de extranjero­s con el fin de cobrar grandes rescates y a la que se le atribuyen los atentados más sangriento­s de los últimos años en Filipinas.

Las autoridade­s filipinas sospechan que detrás de esta acción se halla el grupo islamista Abu Sayyaf

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STRINGER / REUTERS Vista desde el mar del Ocean View Resort, en la isla filipina de Samal

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