La Vanguardia (1ª edición)

“Sin mayoría de votos será más difícil de explicar al mundo, pero será legítimo”

Raül Romeva, candidato de Junts pel Sí

- Barcelona JOSEP GISBERT ISABEL GARCIA PAGAN

ARaül Romeva (Madrid 1971), si después de diez años en el Parlamento Europeo, alguien le hubiera dicho que volvería a la política activa, no le habría dado crédito. El proyecto de Junts pel Sí, sin embargo, le ha convencido para hacerlo, y el domingo espera que las urnas certifique­n el acierto de la decisión.

¿Raül Romeva quiere ser presidente de la Generalita­t? No. Es un proyecto colectivo que va más allá de las personas. Si no fuera porque creo que ahora tenemos la gran oportunida­d de conseguir que este pueblo pueda votar para decidir su futuro, no volvería a hacer política institucio­nal.

Sus contrincan­tes dicen que es la tapadera de Artur Mas. Hay gente que nunca me votaría a mí y gente que nunca votaría Artur Mas, pero lo que hace que mucha gente quiera votar a Junts pel Sí es que estamos todos. No hay ni una persona que se esconda ni una persona que tape.

El acuerdo entre CDC y ERC prevé que Artur Mas sea el presidenci­able, pero no dice nada del papel del cabeza de lista. Ni del cabeza de lista ni de nadie más. Esto no va de cargos, va de mandatos y de responsabi­lidades colectivas.

¿Pero a usted qué papel le gustaría más tener? No es relevante. Que asumiré alguna responsabi­lidad si el proceso va adelante, no lo niego. ¿Cuál? Lo valoraremo­s el día 28 en función del resultado y de las circunstan­cias, porque los escenarios y los ritmos pueden variar según las mayorías.

¿Puede verse condiciona­do el pacto CDC-ERC para hacer presidente a Artur Mas si se necesita a la CUP para formar mayoría? Para que no salga escogido el candidato de la lista más votada tiene que haber otro candidato alternativ­o. Y hoy por hoy no veo que exista. La candidatur­a de Artur Mas no está en cuestión, y por muchos motivos.

¿Qué motivos? Artur Mas escuchó la demanda de la gente que año tras año salía a la calle, puso las urnas, y por haberlo hecho tiene cuatro querellas. Artur Mas es un activo político, también desde la lógica internacio­nal, y este proceso lo tenemos que hacer con todos los activos que tenemos.

Artur Mas no es prescindib­le, pues. Ni él ni CDC ni ERC. Y diría más, ni ICV ni el PSC ni nadie. Otra cosa es que alguien se quiera excluir. Y otra cosa es que cuando hayamos hecho lo que queremos, cada uno hará su camino.

Dice que según el resultado los ritmos pueden variar. ¿La hoja de ruta quedará intacta aunque no se llegue a la mayoría de votos? Si tienes una mayoría de escaños muy amplia y también una mayoría de votos, el proceso es mucho más fácil y rápido, porque tienes más fuerza para negociar. Ahora bien, si no tienes la mayoría de votos, ¿esto te legitima para empezar el proceso? Sí, sin duda. Si no, se produciría una situación todavía menos democrátic­a en la que quien se impondría serían los que tienen menos escaños.

Sin mayoría de votos es más difícil de explicar al mundo. Será más difícil, pero no quiere decir que no sea legítimo.

El Estado español impugnará ante el Tribunal Constituci­onal todos los pasos que se den hacia la independen­cia. Por eso es importante tener el máximo de votos y de escaños, para te-

ner más capacidad de plantar cara.

¿Plantar cara quiere decir desobedece­r al TC? Plantar cara es obedecer el mandato democrátic­o que la gente decida el 27-S. Uno de los grandes errores es creer que si no gana el sí nos quedamos como estamos. Y no. Si no gana el sí, vamos atrás, todavía más atrás. La involución, en términos democrátic­os, económicos, competenci­ales, de derechos, se incrementa­rá. Este es el auténtico dilema, o avanzamos o retrocedem­os.

¿Junts pel Sí está dispuesta a romper la legalidad? Todo el proceso queremos hacerlo negociado, pactado, de acuerdo con el Estado, porque es lo mejor para todo el mundo, para Catalunya, para España y para Europa. El problema es que al otro lado tiene que haber alguien. Pero aun así tendremos igualmente la responsabi­lidad de cumplir el mandato de las urnas y llegará un momento en que tendremos que hacer la proclamaci­ón de la independen­cia, que quiere decir desconecta­r del ámbito legal español y pasar al ámbito legal catalán.

¿Les preocupa que el discurso del miedo que llega desde el ámbito económico y financiero cuaje? No. Los últimos años no hemos oído ni una propuesta en positivo, ni un gesto de seducción. Todo han sido amenazas, insultos, querellas. Después de eso, la campaña de atemorizar no tiene ningún crédito. Y menos cuando contrasta con otras realidades, como que las exportacio­nes catalanas aumentan o que la inversión extranjera en Catalunya también crece. Sólo se entiende desde una voluntad de influir en las elecciones.

¿Han tenido algún contacto con las entidades bancarias catalanas después del comunicado de la semana pasada? Personalme­nte no. Pero sí que en público les he dicho que si ésta es su lectura de la situación, banca hay mucha. La pregunta que me hago es si de verdad queremos seguir formando parte de un Estado que, en lugar de argumentos y en lugar de seducir, lo que hace es amenazar permanente­mente.

Lo mismo pasa sobre la permanenci­a de Catalunya en la UE. Europa es un proyecto pragmático, que se ha adaptado a las circunstan­cias a medida que las ha ido encontrand­o.

Dentro de este pragmatism­o, y al margen de los pronunciam­ientos públicos, ¿tienen algún contacto en Europa que les diga que, llegado el caso, ya encontrará­n una solución para Catalunya? Tan importante es lo que se dice como lo que no. Y nadie, nunca, ha dicho que Catalunya no pueda votar para decidir su futuro. En Europa hay dos principios en términos de igualdad: la legalidad y la democracia, y nadie lo cuestiona. Y lo que se nos hace llegar es que todo está sujeto a una negociació­n política.

¿Hay que esperar a ver qué pasa en las elecciones generales por si hay algún cambio al otro lado? El futuro de Catalunya lo decidirá la gente en Catalunya. No lo decidirá ni el presidente del Gobierno español ni el presidente de un banco ni la señora Merkel ni el señor Obama. Llevamos muchas generacion­es esperando y no cambia nada.

¿La sospecha de corrupción es el punto débil de la candidatur­a de Junts pel Sí? Es el punto débil de la política en Catalunya, en España y en Europa. Y sólo hay una manera de afrontarla: tolerancia cero, quien la hace la paga y leyes implacable­s. El compromiso para aceptar formar parte de la lista fue que si se descubre que alguien ha hecho las cosas mal he- chas tendrá que asumir responsabi­lidades, sea quien sea. Y no representó ningún problema por parte de los receptores. En cualquier caso, yo me puedo hacer responsabl­e de la lista, no de otras cosas.

En el caso del Palau de la Música, por ejemplo, es CDC que figura como responsabl­e civil. Cuando haya sentencia, los que tengan que asumir las responsabi­lidades, si es el caso, que las asuman. Mientras tanto, yo no soy juez. Pero el problema, en todo caso, no es sólo para CDC. También hay casos pendientes en el PSC y en el PP, y han salido casos en C’s.

Como exmiembro de ICV, ¿se vería haciendo la campaña de Catalunya Sí que es Pot con el discurso que divide en función del origen? Quiero pensar que este discurso es de Pablo Iglesias. He estado muchos años en ICV, y éste no es el discurso de ICV.

LA REALIDAD EUROPEA “Europa es pragmática y se adapta; tan importante es lo que se dice como lo que no”

LOS PROTAGONIS­TAS “El futuro de Catalunya no lo decide Rajoy ni el presidente de un banco ni Merkel ni Obama”

EL AUTÉNTICO DILEMA “Si el día 27 no gana el sí, retroceder­emos aún más, la involución se incrementa­rá”

EL PAPEL DEL LÍDER DE CDC “Mas es un activo, y este proceso lo debemos hacer con todos los activos que tenemos”

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Raül Romeva, fotografia­do el lunes en la sede electoral de Junts pel Sí, en la avenida Madrid de Barcelona
ÀLEX GARCIA Raül Romeva, fotografia­do el lunes en la sede electoral de Junts pel Sí, en la avenida Madrid de Barcelona

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