La Vanguardia (1ª edición)

Alucinacio­nes belgas

El independen­tismo flamenco, en horas bajas, mira con interés a Catalunya

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Olvidado en Bélgica desde la consulta del 9-N, el proceso independen­tista catalán volvió abruptamen­te al debate público a finales de agosto con un artículo de opinión, muy comentado, que invitaba al lector a imaginarse “una lista electoral con sólo nacionalis­tas flamencos, que quieren declarar la independen­cia en el Parlamento de Flandes”, en la que “lo único que los une es su compromiso de proclamar la independen­cia si logran mayoría absoluta”.

Bart Maddens, politólogo de la Universida­d de Lovaina, cercano al independen­tismo flamenco, imaginaba en el semanario Knack una lista flamenca a imagen de Junts pel Sí, con políticos y famosos varios en favor de la independen­cia. El autor abría finalmente los ojos para dejar de “soñar despierto” y concluía: “Esto no es nada más que un sueño, la última alucinació­n flamingant­e (término para describir despectiva­mente a los independen­tistas flamencos). Las posibilida­des de que aquí se forme un cartel electoral independen­tista así de amplio son simplement­e inexistent­es. ¿Cómo podrían los partidos superar sus diferencia­s ideológica­s? (…). Esto es, sin embargo, lo que está ocurriendo ahora mismo en Catalunya”.

El independen­tismo flamenco, en horas bajas, mira con interés la situación en Catalunya. Allí, la fuerte presencia de elementos de extrema derecha en el movimiento independen­tista siempre ha sido un obstáculo para llegar a un público realmente am- plio. La aparición del partido N-VA, conservado­r liberal y con aspiracion­es soberanist­as, más que puramente independen­tistas, cambió el panorama electoral hace unos años. El debate se apagó sin embargo tras las agotadora negociació­n para formar gobierno y pactar otra reforma del Estado federal tras las elecciones del 2010.

N-VA centró su programa y campaña electoral de las últimas elecciones genera- les en cuestiones sociales y económicas. Fue el partido más votado en Flandes y forma parte del gobierno federal. Su agenda soberanist­a está por ahora aparcada, para decepción de sus sectores más independen­tistas, que tachan a sus líderes de traidores. N-VA, sin embargo, no ha renunciado a su plan a largo plazo de vaciar de contenido al Estado federal hasta dejarlo sin sentido y evoluciona­r hacia una confederac­ión de Estados independie­ntes, de ahí que el debate sea un motivo latente de fricciones con sus socios de coalición francófono­s. Los políticos y medios de comunicaci­ón de esa parte del país miran con lupa cada comentario o gesto sobre el tema.

Dada su complicada situación política, el gobierno federal de Bélgica podría verse abocado a una grave crisis interna si algún día se ve en la hipotética tesitura de reconocer la independen­cia unilateral de Catalunya. El N-VA estaría muy tentado a hacerlo (un reciente comunicado del partido celebra el próximo nacimiento del 29.º Estado de la UE, Catalunya), pero es más que probable que sus socios y el Parlamento nacional tuvieran otra posición. “Si llueve en España, pueden caer gotas en Bélgica” y acabarse la calma actual, aventura Maddens.

El debate sobre la independen­cia de Flandes se ha calmado, pero es un motivo latente de fricciones

 ?? ERIC LALMAND / AFP ?? La extraña pareja: Bart de Wever, del soberanist­a flamenco N-VA, apoya al primer ministro valón, Charles Michel
ERIC LALMAND / AFP La extraña pareja: Bart de Wever, del soberanist­a flamenco N-VA, apoya al primer ministro valón, Charles Michel

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain