Les Capçaleres del Ter i del Freser ya son parque natural
El nuevo enclave amplía un 14% la actual protección en el Ripollès, y ordenará el uso público de espacios sobrefrecuentados
El Gobierno catalán ha aprobado el decreto de creación del parque natural de las Capçaleres del Ter i del Freser, con lo que la red de parques naturales de Catalunya queda integrada por 14 enclaves. El nuevo espacio natural ocupa 14.750 hectáreas, y amplía un 14% la superficie protegida incluida en el Plan d’Espais d’Interès Natural en esta zona. En este caso, han sido los propios ciudadanos e instituciones los que han promovido la protección, algo bastante inusual, pues los parques suelen crear cierto rechazo.
El parque natural de las Capçaleres del Ter i del Freser tendrá una superficie repartida entre los municipios de Planoles, Queralbs, Ribes de Freser, Pardines, Vilallonga de Ter, Setcases y Molló, todos ellos en la comarca del Ripollès. La declaración persigue compatibilizar la conservación del patrimonio natural con el desarrollo social y económico de la zona. “No ha habido ningún ayuntamiento ni ciudadano que se haya mostrado reacio al parque, lo que confirma la madurez ambiental de la ciudadanía de Ca- talunya”, destacó el conseller de Territori, Santi Vila.
El nuevo parque incluye los espacios naturales de las Capçaleres del Ter i del Freser (85%), la Serra Cavallera (1%) y otros lugares (un 14%) que hasta ahora no estaban incluidos en el Pla d’Espais d’Interès Natural (PEIN). Seguirán fuera, sin embargo, la Vall de Núria y Ulldeter-Morens, dados sus usos.
La actividad más destacable en la zona es la ganadería extensiva, que se quiere promover y favorecer. Otros objetivos son facilitar la comercialización de los productos y servicios relacionados con el parque (mediante la potenciación del turismo y las actividades en la naturaleza) y ordenar el uso público, pues la zona está sobrefrecuentada: carreras, travesías o trails, y habrá que hacer frente a una intensidad creciente de actividades de ocio y de deporte. Otra tarea será dar continuidad a un corredor ecológico al otro lado de la frontera. Marta Subirà, directora general de Polítiques Ambientals, sostiene que el parque abre las posibilidades de acogerse ayudas específicas.
En Catalunya, los parques naturales existentes se han convertido en agentes dinamizadores económicos de primer orden. Se estima que por cada euro invertido en un parque natural, se generen 8,8 euros de valor añadido bruto. Este es un espacio singular, el último ejemplo típico de la alta montaña pirenaica oriental, en la frontera con Francia. Es un territorio que se extiende entre 1.280 y 3.000 metros de altura, y conserva muy bien los sistemas naturales alpinos y subalpinos. Acoger especies de vertebrados vulnerables y de gran valor, así como numerosos invertebrados de gran interés y una flora de alta montaña rica y diversa.
Desde 1993, el espacio goza de una protección básica (fue incluido en el catálogo PEIN), “pero esta protección no era suficiente para garantizar la protección de los valores naturales, paisajísticos y culturales, sin tener que re-
El plan incentivará la ganadería extensiva, la producción local y la conexión con Francia
nunciar a los aprovechamientos de sus recursos naturales.
“Se demuestra que los municipios y los ciudadanos son cada vez más conscientes de la importancia de conservar el patrimonio natural, no sólo por sus valores intrínsecos, sino también por el potencial de generación de riqueza y de atracción turística que se deriva”, dice Marta Subirà. “Ha sido un proceso muy participativo, en el que ha habido mucha colaboración de todos los sectores, ambientales, económicos y sociales, que han hecho suyo este proyecto desde el primer momento”, agrega Subirà, que tiene la responsabilidad de la gestión y la planificación de los espacios protegidos.
El parque ha sido promovido por la propia ciudadanía y las entidades locales