Batalla de PSC y PP por el “voto útil” en Catalunya el 20-D
Chacón se opone a que Navarro y Lucena vayan en la lista socialista
Lucena goza de la confianza de Sánchez y en el PSOE hablan de él como ministrable
Apenas sin tiempo para digerir los resultados del 27-S, PSC y PP catalán han arrancado ya la carrera electoral del 20 de diciembre con un ojo puesto en la pugna entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, pues el voto catalán volverá a ser decisivo en la elección del presidente del Gobierno, y el otro en la fulgurante escalada de Ciudadanos en las encuestas. No se resignan populares y socialistas a desempañar un papel secundario en Catalunya pese a que la formación naranja, con 25 diputados, se haya convertido en el referente de los partidos constitucionalistas.
En sus respectivas estrategias de campaña para no quedar relegados a un segundo plano, PSC y PP coinciden en su revindicación como el “voto útil” que decidirá el futuro inquilino de la Moncloa, frente a unos Ciudadanos que, coinciden en el vaticinio, no pasarán con suerte de ser un partido bisagra. “No hay otras opciones el 20-D más allá que votar a Pedro Sánchez, que es la versión 2.0 de Zapatero, o a la estabilidad que representa Mariano Rajoy”, declaró ayer el líder del PP catalán, Xavier García Albiol, después de la reunión del comité de dirección.
Albiol incluso rechazó que exista alguna alternativa de Gobierno que no pase por el PP y PSOE, y en este sentido sostuvo que la intervención de cualquier otra formación, que por ejemplo permitiera a la fuerza que quede en segunda posición auparse al gobierno, sería pervertir la voluntad de los ciudadanos.
Un mensaje muy parecido al que trasladó ayer la portavoz del PSC, Esther Niubó, quien subrayó que el PSOE se presentará a los comicios generales con una propuesta de cambio y reforma para España y que solo la papeleta socialista puede garantizar “ese cambio”.
Como banderín de enganche electoral en Catalunya, el PSC también esgrimirá que el PSOE ha sido “el único” partido que con la propuesta de reforma federal de la Constitución ha planteado mejorar el encaje de Catalunya y el conjunto de España, amén de haber situado a una catalana y dirigente del PSC, Meritxell Batet, como su número dos en la lista por Madrid. “Esto significa algo”, destacó Niubó.
Precisamente, la configuración de las listas electorales del PSC por Barcelona puede convertirse en las próximas semanas en el nuevo campo de batalla del socialismo catalán. La candidata Carme Chacón se opone a que tanto el exprimer secretario, Pere Navarro, como el exportavoz y responsable del área económica, Maurici Lucena, ten- gan un sitio en la lista. Esta posición de Chacón, que cuenta con el apoyo de un sector de las federaciones de Barcelona y el Baix Llobregat, choca con la voluntad de Sánchez y del primer secretario del PSC, Miquel Iceta.
El mes de julio, cuando trascendió la polémica tras un consejo nacional del PSC, Sánchez ya transmitió al PSC que consideraba una pieza básica de su pro- yecto político –actualmente forma parte del “consejo de expertos” para el 20-D– y, por lo tanto, sería lógico que tuviera un lugar destacado en la lista electoral. La confianza de Sánchez con Lucena es absoluta e incluso en los mentideros del PSOE se especula con que en la próxima legislatura el joven catalán, que ya ostentó cargos de responsabilidad en el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, ocupe un ministerio del área económica.
Un caso parecido pasa con Navarro. El ex primer secretario del PSC mantiene una buena relación con Sánchez, a quien apoyó sin matices en las primarias con las que alcanzó el liderazgo del PSOE, y está considerado el impulsor de la reforma federal de la Constitución, por lo que la dirección del PSOE cree que Navarro podría desempeñar un buen papel de interlocutor entre la calle Ferraz y Nicaragua.
Ayer Chacón se anotó un tanto al conseguir que el secretariado del PSC escogiera a Germán Rodríguez, su hombre de confianza desde hace años, como jefe de campaña. Un puesto que en el 2011 ostentó José Zaragoza, otro de los socialistas que pelea ahora para garantizarse una posición de privilegio en la candidatura.